River fue uno de los clubes dominadores de la década del 90, tanto en el fútbol argentino como también en el Sudamericano. De la mano de Ramón Díaz y con glorias como Enzo Francescoli, Ariel Ortega o Marcelo Gallardo, el Millonario obtuvo títulos locales y también la tan ansiada Copa Libertadores. Roberto Monserrat, popularmente conocido como el Diablo fue una pieza importante del aquel plantel y en diálogo exclusivo con BOLAVIP repasó su carrera y afirmó que le gustaría volver al club de Núñez para trabajar en Inferiores.
Roberto Monserrat nació en Córdoba, llegó a Belgrano casi de casualidad mientras jugaba un torneo interfábricas, logró ascender con el Pirata a la Primera División, luego pasó a San Lorenzo y allí tuvo el apoyo del Bambino Veira para no sufrir el desarraigo, también el de Oscar Ruggeri, un emblema de aquel Ciclón que salió campeón del 95. El Diablo llegó a River para ser tricampeón y obtener la Supercopa Sudamericana. Tras sus pasos por Colón, Racing y Argentinos, el tramo final de su carrera fue en el fútbol del Ascenso, aunque le quedó la espina de no haber podido retirarse en Belgrano.
-¿Cuál era tu sueño de chico? ¿Cómo aparece el fútbol en tu vida?
-Uno a medida que va creciendo va viendo cosas y no te imaginás nunca de llegar a la Selección o jugar en un equipo de Primera porque sos chico. Empecé a jugar en el barrio y todas esas cosas y cuando a los 14 vi que andaba bien y ya se esfuerza un poco más. Arranqué directamente a los 18 en la Primera Local de Belgrano, pero estuve casi cuatro o cinco años en el potrero y creo que uno se come el potrero, algo que ya no hay y eso me ayudó mucho.
-¿Cómo se da la oportunidad de ir a Belgrano?
-Jugaba en el barrio y un amigo donde yo trabajaba me invitó a jugar a un interfábrica y salimos campeones y el DT era amigo del de Belgrano, así que me llevó y me preguntó si me quería ir a probar y fui. A la semana ya quedé, firmé y jugué en la Local y a los seis meses tuve la suerte de pasar a la Primera, nos subieron a varios pibes
-¿En qué trabajas en ese entonces?
-Yo estudié hasta tercer año y en el medio del estudio trabaja. Laburé casi de todo, ja. En los últimos tres años laburaba de carbonero y un compañero tenía un amigo que jugaba en un interfábrica y ahí se dio lo de Belgrano
-¿Cómo fueron esos primeros pasos en Belgrano?
-De repente me encontré que me citaron a la Primera del Nacional B, a los dos meses ya era titular y ahí empecé a tener noción de lo que estaba haciendo. Me tocó todo muy rápido, con mucho sacrificio. Cuando empecé a practicar con la Primera de Belgrano dejé el laburo y me pasé al deporte y ahí fue que me encontré haciendo una pretemporada con Belgrano, debutando en un Nacional B con Cipoletti.

Roberto Monserrat, con la 10 del Pirata. (Foto: Prensa Belgrano).
-Después aparece San Lorenzo…
-Tuve la suerte de ascender a Primera con Belgrano y en ese lapso del 92 casi 93, el técnico que teníamos en Belgrano había sido ayudante del Bambino y creo que hablaron entre ellos y se dio.
-¿Te costó asimilar el cambio de Belgrano a San Lorenzo?
-Sentí mucho el cambio de Belgrano a San Lorenzo, sentí la presión, el quilombo de la gente. Estaba acostumbrado a estar en Córdoba y pasé a San Lorenzo y fue otra cosa. Cuando empezamos el campeonato, sentí la ausencia de la familia y los amigos. Yo siempre dije que le agradezco al Bambino por todo lo que hizo. Sabía que estaba lejos de la familia y me dejaba uno o dos francos de más así podía disfrutar de los míos en Córdoba.
-¿Qué me decís del Bambino Veira como líder?
-El Bambino era una gran motivador, armaba un plantel y en el entretiempo veía las dificultades y aciertos que teníamos. Nos sentaba a todos y nos motivaba y salíamos con ganas de comernos a los que estaban enfrente. Lo que pasó fue que entendíamos lo que quería y entre nosotros hablábamos.
-¿Qué significó para vos ser campeón del Clausura 95?
-En el 95 siempre estábamos en desventaja, creo que Gimnasia no pasó y todo se definió en el último partido. Nosotros teníamos la mentalidad que teníamos que ganar. Por suerte el otro resultado fue a favor nuestro y fue muy bueno. Fue una locura lo de la gente, no pudimos volver rápido a Buenos Aires y nos quedamos en el hotel.

El Diablo fue campeón con San Lorenzo en 1995.
-Fue muy importante el apoyo de la gente para ser campeones, ¿no?
-La gente de San Lorenzo fue muy fiel, confió en nosotros en ese torneo. Dependíamos de otro resultado, pero nos bancaron a muerte. Era una locura la gente que fue a ver ese partido. Pocos días después llenaron la cancha de San Lorenzo con los que no habían podido ir a Rosario.
-Definí el liderazgo de Ruggeri en ese San Lorenzo.
-Nosotros ya sabíamos lo que era el Cabezón, el líder que es y la persona que era. Nosotros éramos más chicos, pero siempre que le pedíamos un consejo y siempre respondió, también con los premios. Se armó un grupo espectacular con seis o siete cordobeses y eso nos favoreció muchísimo, porque éramos bastante jodones, ja. Hasta el día de hoy tenemos un grupo del plantel del 95 y se mandan mensajes.
-El siguiente paso en tu carrera fue River, ¿cómo se dio?
-Después del 95, jugué bien en San Lorenzo y llegó River. No bajé nunca los brazos, tuve la suerte de estar en la Selección, había estado en el Panamericano y el Sub 23. Me habló mi representante y fue un cambio total de cómo era San Lorenzo a River. Creo que la gente de River es mucho más apasionada. Para llegar a River analicé todo. Es más prestigio, más vidriera, más plata. Lo que tenía que hacer era sumarme al grupo que ya estaba armado. Me ayudó llegar y jugar. En River tuve dos años espectaculares.
-River venía de ganar la Libertadores antes que llegues, ¿sentías la presión de sumarte a un grupo que tenía que revalidar lo conseguido?
-Estaba el plantel listo y el que llegaba se tenía que sumar al plantel. Había una mentalidad impresionante. Por suerte fui titular desde el arranque. Era un grupo espectacular, todos tiraban para el mismo lado, la idea era seguir ganando.
-¿Cómo era tu relación con Ramón Díaz?
-En los dos años que tuve fue un hola y chau nada más con Ramón. Solo dos o tres del plantel se hablaban con él. Yo llegué y era seguir sumando y ganar cosas. Para mí era su forma, pero hoy por hoy no hace mucho que lo vi a Ramón y nada que ver al que estaba en el 96, 97 y 98, cambió completamente. Creo que Emiliano tuvo mucho que ver en su cambio.

Ramón Díaz, ídolo de River. (Foto: @MuseoRiver).
-¿Cómo era Francescoli como líder del grupo?
-Enzo tenía la misma personalidad que tenía el Cabezón Ruggeri en San Lorenzo. Era un tipo simple, quería seguir ganando, no se metía en nada malo, daba su opinión y era uno más del plantel. El Flaco es un tipo espectacular, me tocó compartir con personas increíbles en mi carrera y Enzo es uno de ellos.
-Compartiste mucho con el Mono Burgos, ¿es un loco lindo como dicen?
-Yo siempre digo que hay locos y locos y este es especial. Tuve la suerte de concentrar dos años con Burgos, así que íbamos y volvíamos a las prácticas. Cuando yo llego, estaba solo en la habitación y me tocó con el loco. Era un loco lindo, arrancaba con la música, siempre tiraba para adelante, éramos vecinos, ja.
-¿Cómo se vivía el día a día en esa época tan exigente? ¿Cómo eran los entrenamientos?
-Los entrenamientos eran normales, por lo menos para mí. Se jugaban muchos partidos, fueron dos años espectaculares en lo deportivo, teníamos la cabeza puesta en el torneo y en la copa. Sumando todos los jugadores que quedaban afuera era un plantel bárbaro. Lo bueno era que todos los que estaban afuera sumaban al plantel.

Roberto Monserrat conquistó el Apertura 96, Clausura 97, Apertura 97 y Supercopa 97 en River. (Foto: @MuseoRiver).
-Te lesionaste antes de la Copa América 97, ¿qué fue lo que pasó?
-Muy mal la pasé. Estaba muy bien yo y me citan a la Selección para la Copa América y me desgarré. Esa vez la pasé muy mal porque los muchachos se iban a practicar y yo me tenía que quedar en el hotel. El Pelado Díaz quería que haga la rehabilitación en Buenos Aires y Passarella no quería que me fuera.
-¿Qué tipo de relación tenías con Passarella?
-Mi vínculo con Passarella fue bárbaro, lo tuve en el 95 cuando fuimos campeones del Panamericano. Se hizo un grupo espectacular ahí. Los técnicos que tuve aprendí de todos, pero la verdad que todos me dejaron algo.

Daniel Alberto Passarella. (Foto: Getty).
-Llegaste a Racing en una época muy difícil desde lo institucional, ¿qué balance hacés de tu paso por la Academia?
-De Colón pasé a Racing, me pidió Gustavo Costas. Tenía opciones, pero quería estar en Racing, más allá de todos los quilombos que tenía, aposté. Pasamos un año espectacular, por ahí ni cobrábamos, no sabíamos dónde practicar. Pero la pasé bien futbolísticamente, terminamos cuartos en el torneo, pero en la parte dirigencial estaba enquilombado.
-Fuiste uno de los que se sumó al Dálmine que dio que hablar, ¿qué recordás de esa experiencia?
-Yo estaba haciendo el curso de técnico en Ramos Mejía y Pepe Basualdo me empezó a joder con ir a Villa Dálmine y estábamos todos desocupados y vamos a ver y fue una experiencia. Sabíamos que no íbamos a cobrar nada, hicimos una pretemporada en la que no teníamos nada, son cosas que las hacés por mi forma de ser. Logramos los objetivos.

Basualdo, Pobersnik, Monserrat, Troglio y Cardozo.
-Volviste a Córdoba para jugar en Racing, ¿por qué no a Belgrano?
-Me fui a Córdoba de vacaciones y hablé con la gente de Belgrano para retirarme, ya tenía 35 y quería jugar seis meses para poder despedirme de la gente, para mí Belgrano era muy importante por la oportunidad que me dio y de repente los dirigentes me dijeron que estaba grande y que no me necesitaban, pero después me fui a Racing y el técnico era conocido mío y le pregunté si podía entrar una semana para volver a Buenos Aires, pero me dijo de quedarme y así fui que me quedé, estaba en el Argentino A y ascendimos.
-¿Qué es de tu actualidad? ¿Te gustaría volver al mundo del fútbol?
-Mi presente es disfrutar de la familia, los hijos y los amigos. Llevo a los nenes al colegio, a patín y soy uno más de la familia que hace lo que tiene que hacer. Estoy muy contento, me gusta pescar y dependo del tiempo que quiero para mí. Me gustaría dirigir algo, pero una vez que te vas del mercado se hace más difícil. Ojalá pueda dirigir en algunas Divisiones Inferiores. San Lorenzo y River me dijeron, pero cuando los chicos estén más grandes capaz me vuelva a Buenos Aires.

El Diablo disfruta de su familia. (Foto: Gentileza Roberto Monserrat).







