Lionel Messi fue uno de los grandes protagonistas en la undécima consagración consecutiva de PSG, que igualó frente Racing de Estrasburgo en condición de visitante. Los dirigidos por Christophe Galtier volvieron a arrasar en el certamen doméstico, aunque se quedaron con las ganas de conquistar la Champions League, que es el gran anhelo de los hinchas.
Una vez que el árbitro dio el pitazo final, los jugadores del cuadro capitalino solamente se abrazaron entre sonrisas y no festejaron en el terreno de juego. No quisieron perder tiempo, y se dirigieron directamente hacia el vestuario, donde sí llevaron a cabo la celebración por la obtención de la Ligue 1.
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Ya dentro de los camerinos, el plantel comenzó saltar, cantar y descorchar botellas y botellas del mejor champagne francés, pero no para ingerirlo sino para utilizarlo dentro de los festejos y tirarlo encima de los jugadores e integrantes del cuerpo técnico. Pero lo que llamó la atención de todos fue la actitud de Messi.
La Pulga se quedó sentado en el vestidor, quitándose los botines y toda la indumentaria de PSG para luego dirigirse hacia las duchas y bañarse. El mejor futbolista de la historia está acostumbrado a este tipo de situaciones, pero todo indica que su actitud está relacionada a su conflicto con los directivos por la no renovación contractual.
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A pesar de ello, a Messi se lo pudo ver sonriente y contento por el objetivo conseguido, pero se midió a la hora de celebrar, ya que quiso apartarse de los flashes y las cámaras. Pero aunque se esconda, el más grande del mundo siempre va a brillar por si mismo.