Omar Narváez es una auténtica leyenda del boxeo argentino, que sin embargo no ha tenido de parte de los fanáticos ni de los especialistas todo el reconocimiento que merece alguien que ha logrado ser campeón mundial a lo largo de 12 años ininterrumpidos, reinando tanto en la división de peso mosca como en la categoría supermosca.
En total hizo 52 combates como profesional y 28 defensas exitosas de sus títulos mundiales. De todos ellos, solo sufrió dos derrotas ante quienes son considerados como leyendas del boxeo mundial: Nonito Donaire y Naoya Inoue, este último considerado además como el mejor peleador libra por libra de la actualidad.
Pero el propio Narváez sabe que aunque no acumuló por todos aquellos hitos la fortuna de otros peleadores que no lograron ni la mitad, en Argentina y en el mundo, su legado para el boxeo nacional es tan grande que, en su opinión, solo hay uno más importante en toda la historia.
“Por lo que hice, por la cantidad de peleas mundialistas, por el boxeo que tenía… Una sola vez perdí por nocaut (ante Inoue), pelee hasta los 44 años. No solamente en el profesionalismo, sino también lo que hice como amateur. Campeón Panamericano, dos medallas mundialistas. Hay argumentos para ser el mejor”, comenzó diciendo en diálogo con BDP Stream.
Y agregó: “Me faltó la medalla olímpica. Ahí sí te decía que soy el mejor, pero Pascual Pérez fue campeón del mundo y medalla de oro olímpica también. Ahí sí. Es el mejor. Me faltó eso. Pero creo que estoy ahí, no por arrogancia, sino por una cuestión de trayectoria y años”.

Pascual Pérez, único boxeador argentino en coronarse campeón olímpico y campeón mundial. (Foto de Getty)
¿Quién fue Pascual Pérez?
Considerado por Omar Narváez como el mejor boxeador argentino de la historia, Pascual Pérez sigue siendo el único que logró ser tanto campeón olímpico como campeón mundial. Oriundo de Mendoza, conquistó la medalla dorada en los Juegos Olímpicos que se celebraron en Londres en 1948 y seis años más tarde se convirtió en el primer boxeador argentino en conquistar un título mundial.
Aquella coronación tuvo lugar en Tokio, el 26 de noviembre de 1954, cuando al cabo de 15 asaltos, como se estipulaba en aquellos años, hizo méritos suficientes para imponerse por decisión unánime de los jueces al local Yoshio Shirai, a quien logró mandar a la lona en el segundo y el duodécimo asalto.
Pérez hizo nueve defensas exitosas al título mundial de peso mosca, incluida una revancha ante Shirai en la que se impuso por nocaut. Recién fue destronado en 1960 por el tailandés Pone Kingpetch, que lo derrotó por puntos; y como le había sucedido al japonés fue noqueado en la revancha que pidió como desquite.
Una vez retirado, Pascualito, como lo llamaban, tuvo que volver a trabajar como empleado público, debido a que el deporte no pagaba por aquellos años las cifras millonarias de la actualidad y a que varios de sus manejadores lo habían estafado. Murió, joven, a los 50 años, en enero de 1977 y fue velado en el mítico Luna Park en el que él mismo había disputado el primer combate de título mundial en la historia del templo del boxeo.







