La Copa América llegó a su partido decisivo. Aquel encuentro donde el cómo llegan no reúne ningún tipo de importancia y donde el futuro inmediato será totalmente distinto en consecuencia de esos 90’ jugados. Argentina y Brasil fueron los encargados de brindar tal espectáculo en el Maracaná. Y no decepcionaron.
En un partido parejo desde el primer minuto, solo un jugador distinto y con una jerarquía notable podía revertir el resultado. Y ese fue Ángel Di María. Hoy, como titular, Fideo se estacionó por la derecha para jugar a espaldas deRenan Lodi. Justamente, a los 21′, recibió un gran pase largo de De Paulpor detrás del jugador de Atlético Madrid y definió por encima de Ederson como lo hizo en aquella final de los Juegos Olímpicos ante Nigeria.
En la última del primer tiempo pareció que se había doblado el tobillo y que no podía seguir. Pero ahí mostró su personalidad. Aquel jugador que perdió y volvió a intentarlo. Que se lesionó y volvió a intentarlo. Que fue resistido y volvió a intentarlo. En fin, el que siempre estuvo cuando Argentina lo necesitó, aún cuando no fue bien recibido. Di María hoy jugó con el alma.
El partido de Ángel Di María ante Brasil:
– 79′ jugados.
– 21 pases precisos.
– 3 recuperaciones de pelota.
– 3 regates completados.
– 3 remates.
– 1 gol.

Ese jugador que fue clave contra Nigeria en los Juegos Olímpicos, fue clave contra Brasil en la Copa América. El pueblo argentino debe estar agradecido por su amor al país y al equipo. Di María es sinónimo de crack. Y también de valentía.







