El viaje comenzó a mediados de 2017 con Claudio Tapia como presidente de la Asociación del Fútbol Argentino desde marzo. En julio, Hermes Desio asumió como Coordinador de Selecciones Juveniles y le propuso a Pablo Aimar y Diego Placente sumarse al proyecto. Aceptaron y se transformaron en entrenadores de la sub-17 y sub-15, respectivamente. Sí, Argentina viene trabajando con sus jóvenes futbolistas, de manera clara y ordenada, hace casi cinco años y con antelación a lo que significó el Mundial de Rusia.

“Le damos mucha prioridad a los valores. Que sean gente respetuosa, comprometida y que les guste la camiseta y el fútbol. Buscamos volver a la idea del jugador de selección como un todo y no como alguien que solo juega bien en la cancha”, explicó Aimar en ese entonces. Por su parte, Placente expresó: “Uno como técnico quiere que los chicos vivan lo que nosotros vivimos y aprendan los valores que tuvimos con (José) Pékerman. Trataremos de que vuelvan a tener esa identidad de respeto. Ser jugador de selección no es solo jugar bien, sino también tener una base para el futuro, para representar al país”. El verbo “volver” como horizonte. ¿Contradictorio? Para nada. Es un retroceder para poder avanzar. Transmitir las enseñanzas que Pékerman le inculcó a la generación campeona en Malasia 1997.

El tren comenzaba su marcha. En el recorrido, Sudamericanos como el sub-17 de 2019, en el que el equipo de Aimar —campeón del certamen— contó con Rocco Ríos Novo, Kevin Lomónaco, Julián Aude, Cristian Medina, Matías Palacios, Franco Orozco, Alan Velasco, Matías Godoy, Ezequiel Zeballos y Santiago Simón para sacar boleto al Mundial de la categoría de ese año —sin los nombres propios que se repasaron a cargo de las juveniles, Argentina no se había clasificado al de 2017—, que contó con esos apellidos más Equi Fernández y Tomás Lecanda.

Previamente, Placente comandó a fines de 2017 en el Sudamericano a la sub-15 con muchos de esos apellidos y fueron campeones. En el de 2019 llegaron a la final contra Brasil. En sus filas estaban Valentín Barco, Luka Romero y Federico Gómez Gerth. Nombrarlos a todos es adrede porque el inconsciente los reconoce. Hoy son futbolistas que debutan en la Primera de su equipo y otros ya han emigrado a distintos países.

La sub-20 estuvo a cargo de Fernando Batista. Los apellidos serán distinguidos al instante. En el sudamericano de hace 3 años, los convocados fueron Nehuén Pérez, Fausto Vera, Esequiel Barco, Leonardo Balerdi, Agustín Almendra, Facundo Mura, Pedro de la Vega, Facundo Colidio, Lautaro Morales, Aníbal Moreno, Santiago Sosa, Julián Álvarez, Adolfo Gaich, Thiago Almada y Maximiliano Romero. Argentina fue subcampeona del certamen. En el Mundial que se disputó finalizando 2019, casi los mismos citados más Gonzalo Maroni, Marcelo Weigandt, Agustín Urzi, Tomás Chancalay y Cristian Ferreira. Esta vez el sueño se acabó rápido: afuera en octavos de final contra Malí. Pero la gran medalla es que sus carreras no se estaquen.

En el trayecto del viaje, la vuelta a la selección de César Luis Menotti, que asumió como director de Selecciones Nacionales en enero de 2019. Mientras todo esto transcurría en las raíces blanquicelestes, las cámaras apuntaban a la eliminación de Argentina en octavos de final del Mundial de Rusia en 2018 y las dudas sobre Lionel Scaloni como entrenador de la mayor, con un tercer puesto en la Copa América de Brasil en 2019. Ningún resultado trastocó los planes.

Finalizando ese año, Desio dejó su cargo por cuestiones personales y en enero de 2020 asumió Bernardo Romeo, luego de ser Manager de San Lorenzo entre 2012 y 2017. Convirtió 99 goles con el Ciclón como jugador y compartió equipo con Scaloni, Aimar y Placente en Malasia ’97 y afirmó que debería “coordinar las juveniles pregonando el buen juego y la disciplina”. Algo no menor: deslizó la idea de llevar a las selecciones al interior del país para “seguir por la línea de la federalización”. En su balance del 2021 —pandemia y entrenamientos virtuales mediante, trabajó solo 2 meses en “normalidad”— destacó las charlas con todos los clubes de Primera para recabar información de futbolistas y la gira de la sub-17 a Santa Fe, en la que jugaron amistosos contra Colón y Unión. Además, la misma categoría viajó a Córdoba en estos días, donde enfrentaron en dos partidos a un combinado de Banfield.

Establecer un modelo de juego

Todas estas divisiones juveniles no tenían una estructura hasta que llegó Javier Mascherano en enero de 2021. Su intención fue crear el Departamento de Metodología y Desarrollo para “hacer más eficientes los entrenamientos, ya que lo vamos a aplicar sobre el modelo de juego que queremos implementar”. Lo que se debe desarrollar es qué manera de sentir el fútbol se quiere aplicar. El programa que la explica puede ser visto por cualquiera en AFA, pero es preciso extraer algunos conceptos para entenderla.

“Fundamentaremos todo el trabajo en el JUGADOR, principalmente en hacerle COMPRENDER todo aquello que está realizando. Fomentar la correcta toma de decisiones marcará la diferencia entre jugar a la pelota, jugar al fútbol y comprender el fútbol”, comienza el documento. El esquema: velocidad de ejecución y rápida toma de decisiones + comprensión del juego = jugador inteligente. La idea es clara y brega por el entendimiento de los futbolistas sobre lo que practican, a diferencia de una automatización. Estudiar de memoria o comprender lo estudiado.

El modelo de juego se establece en qué realiza el equipo con posesión y en la recuperación de la pelota. Aquí, un punto clave. La idea madre a seguir es el juego de posición. Y para poder sacarle el jugo al programa, primero se debe explicar esa manera de ver el fútbol, que tuvo a Pep Guardiola y su Barcelona como el máximo exponente —estilo + resultado = triunfo que se copia—, pero data desde Johan Cruyff, Louis Van Gaal y, más atrás, Rinus Michels.

Se debe buscar al hombre libre porque el rival puede marcar hasta con 10 jugadores (sin contar al arquero) y el propio posee 11 (contando al arquero). Pero esto sucede si el contrario propone un mano a mano para presionar. La mayoría prefiere un sobrante, por eso la cuenta es 11 vs. 9 o, en el caso anterior, 11 vs. 10. De esta manera, los trabajos estarán enfocados en la detección de ese futbolista de más (en lo posible, a espaldas de las distintas líneas de presión) para ir progresando en la cancha. Mejor ponerlo en palabras del propio Guardiola: “El juego de posición necesita gente fuerte físicamente, que haga movimientos sin balón desde adentro y afuera, que drible (gambetee). ¿Qué es jugar bien al fútbol? En función del movimiento del oponente, tú tomas la decisión. Si lo tiene el central y le salta (salir a marcar) el extremo rival, entonces el balón tiene que ir a nuestro lateral”.

Puede parecer que es más simple, pero, según quienes implementan estas formas, el juego de posición permite jugar un fútbol simple, que es lo más difícil que hay, según Cruyff. El hecho de reconocer al hombre libre es solo un concepto por el que se llega a través de otros conceptos, como el del tercer hombre para dejar de cara al arco contrario a un compañero, las fijaciones (quedarse en un lugar para atraer al rival y que el espacio sea aprovechado por otro), las salidas y movimientos entrenados para generar superioridades numéricas o la utilización de todo el terreno de juego (en profundidad y horizontalidad) para que el equipo de enfrente defienda más espacios. Cada uno debe ocupar una posición específica sin que hayan 2 en la misma. La libertad posicional se da al llegar a la zona de finalización, que es de tres cuartos en adelante para poder encarar.

Todo esto tiene un sostén: la posesión de la pelota. No pasarla por pasarla, sino ser paciente, entender cuándo tocar y cuándo trasladar a un ritmo propicio para que el rival no llegue. Otra vez: velocidad de ejecución y rápida toma de decisiones + comprensión del juego = jugador inteligente. Le tenencia no solo permite encontrar espacios. También es clave para el otro ítem del modelo de juego: qué hace el equipo para recuperar la pelota. Según el programa, la posición y posesión son claves para que el equipo junte pases, viaje junto, haga vigilancias ofensivas (marcar en ataque) y esté compacto para recuperarla ante una eventual pérdida, cortando así las chances de sufrir un contraataque. ¿Y si no se logra robar la pelota? Entonces el equipo deberá esperar en un bloque alto-medio y si persistiera el asedio, repliegue.

La teoría es preciosa. La práctica mucho más, pero he aquí uno de los déficits de las imitaciones. De nuevo: estilo + resultado = triunfo que se copia. Muchos lo intentan sin saber por qué o entrenándolo mal. Mascherano, que fue dirigido en cientos de sesiones de entrenamiento por Guardiola entre 2010 y 2012 en Barcelona, conoce cómo aplicarlo y lo comparte. Los rondos (locos) son la clave que permiten asemejarse a lo que ocurre en un partido. Mejoran la técnica, la recuperación luego de la pérdida, la interpretación del compañero libre y la concentración. Se pueden utilizar de distintas formas geométricas y variando los números de quienes los componen. Esta metodología ya se empieza a utilizar, puesto que en los últimos entrenamientos de la sub-17 se realizaron, según el intinerario que ofrece AFA en su página web, "minutos de juego posicional".

Pero el Departamento no se queda ahí. Otra misión es la de crear centros de desarrollo en cinco distintos puntos del país. El objetivo es “detectar talentos lo antes posible” y que los jóvenes no deban trasladarse a Buenos Aires como única opción para entrenar con la selección. También se colaboraría en la buena trayectoria académica y nutricional de los jugadores. Nada librado al azar.

Batista dejó su cargo para acompañar a Pékerman en la Selección Venezolana. Mascherano fue quien tomó las riendas de la sub-20 a fines de 2021. El camino continúa y los resultados del equipo dirigido por Scaloni, como se ha evidenciado, no parecen modificar las ideas. Una buena señal. Las juveniles nutriendo a la mayor. Hoy Argentina está integrada por exjugadores que pisaron el predio y conocen lo que es vestir la camiseta. Quizá las puertas se sigan abriendo para quienes, de a poco, irán finalizando sus historias con la selección. Qué mejor. Todo esto tiene un cometido y Aimar se encarga de transmitirlo: “Deseo profundamente que la selección sea una fábrica de talentos en el tiempo que estemos nosotros”.