Entre fines de los 90 y el 2010, el tenis argentino vivió su momento más glorioso, luego de lo que fueron los años de Guillermo Vilas y José Luis Clerc. Por aquel entonces llamó la atención la cantidad y calidad de jugadores nacidos en Argentina que dejaron su huella en el circuito, a esa generación -probablemente irrepetible- se la conoce como La Legión y se destacaron tenistas de la talla de Guillermo Coria, Gastón Gaudio, David Nalbandian, José Acasuso, Mariano Zabaleta y Guillermo Cañas, por poner solamente algunos ejemplos. Si bien Juan Martín Del Potro compitió a lo grande en esa época, es de la generación siguiente.
Entre esos enormes jugadores, uno que se destacó por su versatilidad a la hora de adaptarse a las distintas superficies fue Guillermo Cañas, dueño de un estilo propio en el que lo último que se resignaba era el sacrificio, el oriundo de Tapiales tuvo una gran carrera en la que sobresalen sus siete títulos en individuales -entre ellos el Masters 1000 de Toronto- y además llegó a ser número 8 del mundo en el ranking de la ATP.
Un comienzo profesional con altibajos y una lesión
Guillermo Cañas nació en noviembre de 1977 y desde chico soñó con ser jugador profesional de tenis. Logró insertarse en el circuito de la ATP para 1995, en una época en la que Argentina no tenía un caudal importante de jugadores. Sus primeros años fueron de adaptación, jugando sobre todo challengers, ya para 1998 se metió por primera vez en el top 100, un acontecimiento al que aspira todo tenista profesional. Cuando su carrera estaba en pleno ascenso, una lesión sufrida en el año 2000 lo marginó un tiempo de las canchas y lo hizo retroceder en el ranking hasta el puesto 231.
Regreso al circuito con títulos y una final histórica
Ya para 2001 regresó al circuito y mostró una gran versión. Cañas supo jugar de gran manera en la superficie natural donde se suelen destacar los argentinos -polvo de ladrillo-, pero también en cemento y césped. De hecho, en 2001 gana su primer título ATP en Casablanca y en Chennai. Ya para 2002 obtuvo el certamen más importante de su carrera, el Masters 1000 de Toronto, en el que venció nada más y nada menos que Andy Roddick en la final. En ese año alcanzó los cuartos de final de Roland Garros.
Guillermo Cañas tras superar a Andy Roddick en la final del Masters 1000 de Toronto. (Foto: Getty).
El gran 2004 de Guillermo Cañas
Luego de un 2003 sin títulos ni finales, Guillermo Cañas tuvo el mejor año de su carrera en 2004 cuando conquistó nada más y nada menos que tres títulos, entre ellos el de Hamburgo en el que le ganó la final en polvo de ladrillo a Gastón Gaudio, que hacía unas semanas había ganado Roland Garros. En ese 2004 ya había demostrado que estaba para cosas importantes tras haber llegado a los octavos de final del Abierto de Australia, un certamen que suele ser poco ameno con los argentinos por las condiciones y la época del año en la que se juega.
Guillermo Cañas en 2004. (Foto: Getty).
Doping positivo
A comienzos de mayo de 2005, a Guillermo Cañas le comunicaron que había dado positivo en un control antidoping correspondiente al certamen de Acapulco. El argentino, que por entonces atravesaba uno de los mejores momentos de su carrera no podía creer lo que estaba sucediendo ya que la droga encontrada en el cuerpo había ingresado producto de un medicamente que le había dado un propio médico de la ATP. Cabe destacar que cuando este escándalo se hizo público, Cañas era el número 8 del mundo, posición alcanzada en junio de 2005. La sanción que querían aplicarle era de dos años, pero finalmente fue de 15 meses.
Hace unos años, Cañas dialogó con Infobae y recordó lo sucedido: “Tuve que comprobar lo que había sucedido y lo comprobé, pero no fue nada fácil.. Yo me crié con una consigna que me dieron siempre: nunca vayas a un médico que no sea el del torneo. Y no hice nada diferente, estaba congestionado, fui al médico del torneo, me dio algo y lo tomé”.
Cañas en 2005, el año de la suspensión por doping positivo. (Foto: Getty).
Además, agregó: “Mi culpa era tener en mi cuerpo algo que el médico del torneo -el doctor Chinchilla- me había dado. Fueron meses y meses de volver la historia atrás, porque cuando a vos te presentan el caso, ya ha pasado mucho tiempo y tenés que volver a recrear todo eso y ver qué pasó. Y acá vos sos culpable hasta que demuestres tu inocencia, al revés de lo que sucede habitualmente”.
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Vuelta a las canchas y la bestia negra de Roger Federer
La sanción por el doping positivo trajo con sí otras consecuencias como devolver 276 mil dólares y 525 puntos en el ranking. Luego de quince meses -la sanción se redujo tras una apelación- Guillermo Cañas regresó a las canchas en septiembre de 2006 y, tal como sucedió tras la lesión del 2000, Willy volvió más fuerte que nunca y tuvo grandes resultados.
En el año 2007 se convirtió en la bestia negra de Roger Federer, que por entonces era prácticamente imbatible en canchas rápidas. Cañas le ganó en dos Masters 1000 consecutivos: Indian Wells y Miami. Una curiosidad es que Cañas es de los pocos tenistas que no terminó debajo de Federer en el historial, el mismo finalizó 3 a 3. Detalle no menor es que en febrero de ese mismo año se había coronado campeón del ATP de Costa do Sauipe y allí superó a Juan Carlos Ferrero -campeón de Roland Garros- en la final.
Cañas saluda a Federer tras vencerlo en el Masters 1000 de Miami, unos días antes había hecho lo propio en Indian Wells. (Foto: Getty).
Víctima de la inseguridad, retiro y su vida en Estados Unidos
En 2007, en uno de sus últimos como profesional, Guillermo Cañas sufrió un hecho de inseguridad que lo marcó: cuando estaba en la casa de sus padres en Tapiales, ladrones le robaron su auto y eso lo marcó. Desde el año 2009, cuando se retiró oficialmente, reside en Estados Unidos y allí comenzó un proyecto que lo vincula al tenis. Tiene varias sucursales de academias de tenis.
Guillermo Cañas tiene en Estados Unidos la Cañas Tennis Academy. (Foto: @CanasTennisFL).
Hace unos años, Guillermo Cañas dialogó con Sofía Zamolo y contó cómo es su vida en Estados Unidos: “Estoy en Miami hace unos años, fijo. No lo elegí, en 2007 me robaron en Argentina y empecé a venir para acá. Tenía mi departamento y decidí quedarme un tiempo, fue pasando natural. Estaba más seguro acá pero seguía yendo a la Argentina. En 2009 abrimos una compañía con dos amigos que jugaron toda la vida al tenis conmigo. Nunca pensé vivir fuera de Buenos Aires”. Al ser consultado si volvería a vivir en Argentina, Willy fue contundente: “No pienso volver”.
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