Hasta mitad de 2017 en Guadalajara todo era alegría y felicidad porque el brillante ciclo de Matías Almeyda había revivido al gigante, con cinco títulos en siete Finales en menos de tres años, y parecía que la grandeza del Guadalajara había vuelto para no irse más.

Sin embargo, el egoísmo de la directiva, sus disputas con el Pelado por las últimas dos Ligas MX flojísimas del entrenador argentino y los malos manejos lo ubican hoy nuevamente en el plano de la mediocridad.

Los mercados de pases disminuyeron notablemente la capacidad del plantel, los dirigentes erraron con la contratación de José Saturnino Cardozo, las temporadas domésticas desde el 2016 fueron paupérrimas y ese cóctel derivó en un no tan viejo temor: el Cociente.

Si bien falta mucho para junio de 2020 y en esta ocasión ya descendió Veracruz, lo cierto es que a futuro será una enorme preocupación para el Rebaño Sagrado si sigue sin contratar jugadores de jerarquía.

Con sus idas y vueltas incluidas, los otros tres grandes gozan de buena salud en este sentido, pero el Rojiblanco no. El fantasma de la B, de a poco y caminando, se aproxima a la Perla Tapatía.

Tras las primeras cuatro jornadas, Chivas estaba primero...