La destrucción y un nuevo armado del plantel ha sido una constante en las Chivas en los últimos años. Su falta de regularidad y de un proyecto a largo plazo bien pueden explicar su pésimo momento actual.
A dos años de su última consagración (Clausura 2017), la directiva borró al 95% de los jugadores de aquella plantilla que venció a Tigres en la Final. Los pocos futbolistas que siguen en el plantel, por si fuera poco, tienen serias chances de irse del equipo.
De aquellos 11 que gritaron campeón en el Estadio Akron, solo tres se mantienen en el cuadro Rojiblanco: Jair Pereira, Alan Pulido y Jesús Sánchez.
Rodolfo Cota: la directiva consideró que los 6 millones de dólares en lo que lo tasó el Grupo Pachuca eran excesivos, por lo que no siguió en el club.
Oswaldo Alanís: quedó libre luego de que concluya su contrato. Luego de una mala experiencia en España, tiene serias chances de volver al club.
Edwin Hernández: por ser partidario de la ideología de Matías Almeyda (entrenador de aquel equipo campeón) y por su nula relación con el ex-director técnico José Cardozo, fue negociado con el Grupo Pachuca.
Carlos Salcido: en conflicto con Cardozo, salió del equipo y fue a probar suerte a Veracruz. Todavía no se sabe si seguirá jugando al futbol.
Orbelín Pineda: no volvió a ser el mismo luego de aquella definición. Fue vendido al Cruz Azul por 13 millones de dólares.
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Néstor Calderón: en ese torneo estaba cedido desde Pumas. Deambuló por el Ascenso MX y ahora se encuentra sin club.
Rodolfo Pizarro: un año después del título, fue vendido a Monterrey en 18 millones de dólares. Una baja que se sigue sintiendo en el equipo.
José Juan Vázquez: la directiva lo cambió por dos jóvenes talentos al Santos Laguna. Otro futbolista por el que los de Guadalajara se siguen lamentando.