Sin lugar a dudas, lo peor que le puede ocurrir a un jugador de futbol es verse obligado a retirarse a una corta edad por razones físicas. Quien atraviesa un duro momento es Jorge Enríquez, que supo ser un referente de la Selección Mexicana menor. 

ALGO DE HISTORIA

Nacido en Mexicali (Baja California, México), el 8 de enero de enero de 1991, entendió que su futuro estaba en los campos de futbol. A medida que fue creciendo, se dio cuenta que debería mudarse para cumplir su deseo. Se trasladó a Guadalajara para dedicarse por completo a la actividad deportiva. 

COMIENZO SOÑADO

El Chatón, como se lo apodó en el ambiente futbolístico desde chico, tuvo sus inicios en Chivas. Luego de hacer Fuerzas Básicas en el Rebaño, la gran posibilidad de debutar en Primera le iba a llegar en 2010: sumó minutos en la victoria 1-0 frente a Pachuca, por la Jornada 6 del Torneo del Bicentenario.

Mediocampista, recuperador de balones, excelsio cabeceador y con una gran potencia en tiros al arcos de larga distancia, el juvenil se transformaria en una fija para la Selección de México Sub-20. No tardó ni un suspiro en ponerse la cinta de capitán del Tri, donde levantó el trofeo del Campeonato Sub-20 de la Concacaf de 2011.

También, se consagró en el Torneo Esperanzas de Toulón, obtuvo la medalla de oro en los Juegos Panamericanos Guadalajara 2012 y en los Olímpicos de Londrés 2012. 

Ah, como si fuera poco, recibiría el Balón de Bronce por parte de FIFA por su gran desempeño con la playera del Tri. 

DEBACLE FUTBOLÍSTICA

A pesar de haber tenido un inicio brillante, como suele ocurrir con la gran mayoría de los jugadores, el rendimiento sería muy difícil de mantener para el hombre del Rojiblanco.

Como si se tratara de una piña al mentón, o mejor dicho en la cabeza, el jugador se desmoronó y eso repercutió en su juego. Su futuro estuvo ligado a otros clubes de la Liga MX, donde fue cedido a préstamo: León, Santos Laguna y Puebla. En ninguno pudo asentarse. 

En 2018 quedó libre del club de Guadalajara y encontró su lugar en Omonia Nicosia, equipo que milita en la Primera División de Chipre. Estadía relámpago: allí estuvo tan solo tres meses.  

TRÁGICO MOMENTO

Después de permanecer un tiempo sin club, el volante se uniría a las filas de Salamanca de España. Todo era felicidad y una nueva posibilidad de volver a recuperar un nivel que estaba oculto, pero que, de salir a la luz, podría hacer resurgir futbolísticamente al Chatón. 

Pero otra trompada -aún más fuerte que la anterior- impactaría en el jugador: le comunicaron que en el corto plazo debería dejar el futbol para siempre.

¿Motivo? Las reiteradas lesiones en su rodilla izquierda hicieron que el cartílago se encuentre muy desgastado, a pesar de que la última operación haya resultado exitosa. 

"Los médicos me dijeron que tengo un 25% de probablidades de seguir jugando. Se me vino el mundo encima". Con apenas 28 años de edad, su presente es incierto. Mientras tanto, deberá continuar con la rehabilitación médica. 

A esperar el milagro....