River eliminó a Gremio. Boca limpió al Palmeiras. Sí, no se podía creer, el Xeneize y el Millonario se iban a cruzar en la final de la Copa Libertadores de América. Lo que nadie imaginó, lo que todos soñaron. El partido más importante de la historia tomaba forma. 

La ida se iba disputar en La Bombonera el sábado 10 de noviembre de 2018. Pero, si era la final más épica de la historia del fútbol, había que condimentarla. Ese día llovió. Muchísimo. Se suspendió el encuentro, se pasó para el domingo 11. 

Ahí sí. Estadio repleto, explotado. El gol de Wanchope Ábila, el saque del medio del Oso Pratto. El grito del Pipa Benedetto y el empate final de Izquierdoz encontra. Claro, cómo olvidarnos de la atajada final de Franco Armani ante el Pipa, el mano a mano que pudo cambiar la vida de todos. 

La vuelta se tenía que disputar el sábado 24 en El Monumental. Pero, si era la final más épica de la historia del fútbol, había que condimentarla. En uno de los hechos más tristes que se recuerden, el micro del Xeneize fue agredido cuando estaba llegando al estadio. Hubo futbolistas que debieron ser trasladados al hospital por heridas provocadas por vidrios que se rompieron. Se suspendió el encuentro.

Los futbolistas del elenco de la Ribera decidieron no salir a jugar ese partido en un Monumental que ya estaba inundado de hinchas. Daniel Angelici firmó un pacto de caballeros para disputar la batalla el domingo 25. Finalmente, ese día también se suspendió.

Después de muchas idas y vueltas, especulaciones por todos lados, Conmebol tomó la decisión más insólita en muchísimo tiempo: llevó la final de la Copa Libertadores de América a Europa, a Madrid. Sí, nos robaron la final. ¿O la destruímos nosotros?.

Ahora sí, llegamos al día más especial. 9 de diciembre de 2018. El día que todo cambió para siempre. Que nada volverá a ser igual. El escenario fue el Santiago Bernabéu, mitad de hinchas de Boca, mitad de River.

Lo empezó ganando el conjunto de Guillermo Barros Schelotto por un golazo del Pipa Benedetto. Sí, cómo olvidar su celebración sacándole la lengua a Montiel. En el complemento, jugada colectiva del elenco de Marcelo Gallardo y definición de Pratto. 1 a 1. 

Pero, si era la final más épica de la historia del fútbol, había que condimentarla. Hubo alargue. Y fue ahí donde el Millonario se volvió gigante: lo ganó Juanfer Quintero con un bombazo infernal, lo liquidó el Pity Martínez con la corrida de su vida. 

3 a 1. Final. River campeón de América venciendo a Boca en la final de la Libertadores. Hoy se cumple un año. El primer aniversario de los eternos que se vienen. Nada será igual. Para bien, para mal, pero todo cambió para siempre.