El contexto ya lo debe conocer la mayoría, pero por las dudas, lo explicamos. Copa Libertadores del 2000, cuartos de final.
River había ganado la ida 2-1 ante Boca y el Xeneize tenía la chance de revertir la serie de local de la mano de Carlos Bianchi.
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Cuando el partido ya estaba 2-0 a favor del conjunto que dentro de la cancha lideraba Riquelme, el DT decide poner a Martín Palermo, quien volvía luego de largos meses lesionado.
A los 90′, el ‘Loco’ anotó lo que será recordado por siempre como el ‘Muletazo’, para sentenciar el 3-0 y pasar a las semifinales de un torneo que luego ganarían.
“Al gol lo sigo viendo, sí. Lo veo de vez en cuando porque mi hijo chiquito, Gianluca, mira todos los goles de su papá por YouTubey te imaginarás que está ese gol tan importante, tan emotivo. Siempre lo que tengo muy presente por lo que significó para mí volver de esa lesión, por todo lo que generó ese regreso mío”, le recuerda el delantero a Diario Olé.
Luego, agregó: “La verdad es que lo mirás y es así, fue un gol de película.Por cómo se fue dando el partido, la previa… Cuando me toca entrar no estábamos clasificados, justo llega el penal que le hacen a Battaglia y que convierte Román y ahí sí, con el 2 a 0, ya pasábamos. Pero la verdad es que lo de mi ingreso a la cancha también fue increíble”.
Sobre el estadio, cuenta: “Cuando entré, fue algo que nunca había sentido en la cancha de Boca.La Bombonera se movía, te puedo asegurar que la sensación era ésa. Y quedó demostrado en ese momento. La gente, la ovación… Y encima me tocó cerrar el partido”.