Por lo que vimos en cancha, ahora River debería estar festejando ser por tercer año consecutivo finalista de la Conmebol Libertadores.

Palmeiras, a un gol o una revisión del VAR del peor partido de su historia, solamente por la mala efectividad del Millonario en el segundo tiempo no quedó afuera en su estadio, al que le habían pintado ya dos Libertadores (tiene una).

Apenas terminó el partido, ninguno de los jugadores de Palmeiras mostró felicidad por la clasificación. Sí, más vergüenza que otro gesto fue por parte de ellos.

Tras el final del encuentro, Abel Ferreira, entrenador del club brasileño, fue directamente a abrazarlo a Marcelo Gallardo.

El de Palmeiras lo rodeó con el brazo al director técnico argentino. No entendimos qué le dijo, pero por la cara del Muñeco fueron todos elogios.

Y sí, hizo lo que haríamos todos.