Cada temporada, los futbolistas musulmanes deben enfrentar el reto de ayunar desde el amanecer hasta el anochecer mientras siguen con sus exigentes compromisos deportivos.
Jugadores como Mohamed Salah, Ousmane Dembélé, Lamine Yamal y Karim Benzema ajustan su día a día para cumplir con sus responsabilidades religiosas y su carrera deportiva. La clave está en adaptarse a los horarios de comida, como el suhoor (antes del amanecer) y el iftar (al anochecer), para optimizar la energía y evitar la deshidratación.
Muchos de estos futbolistas se concentran en consumir alimentos ricos en carbohidratos complejos y proteínas, y beben agua abundantemente en la noche. Además, algunos optan por reducir la intensidad de sus entrenamientos o realizarlos en horas cercanas al iftar para poder rehidratarse y reponer energías de forma adecuada.

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En conclusión, el Ramadán es un reto que requiere disciplina y planificación, pero los futbolistas musulmanes logran mantener su alto nivel de rendimiento gracias a un ajuste adecuado en sus hábitos alimenticios y entrenamientos.

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