Liverpool llegó a Stamford Bridge con dos objetivos prioritarios: aumentar la ventaja respecto al manchester City en la cima de la premier League y cambiar la imagen que había dejado en su debut con derrota ante Napoli en la Champions League.
No tardó en poner el partido a su favor, porque a los 12 minutos ya se encontraba en ventaja gracias a un golazo de Alexander Arnold, producto de una jugada de balón parado que combinó laboratorio y talento.
Otro tiro libre y otro movimiento de distracción permitió que a los 30 minutos el brasileño Roberto Firmino aumentara de cabeza la diferencia.
En el complemento el inicio del Liverpool fue arrasador y pudo sentenciar el partido por goleada. Pero fue allí que creció la figura del portero Kepa.
Para aumentar el dramatismo, N'Golo Kanté marcó un golazo para el descuento, generándose sus propios espacios y definiendo con gran categoría.
Chelsea lo fue a buscar sobre el final y arrinconó al Liverpool contra su área, pero faltó puntería y el triunfo quedó en manos de los Reds.