El campeón de la Champions League, el Liverpool de Klopp, y el campeón de la Europa League, el Chelsea de Lampard, se enfrentaron por la Supercopa de Europa. Luego de 120 minutos de acción ininterrumpida como los dos grandes equipos de la Premier League nos tienen acostumbrados a desplegar cada fin de semana, y de una infartante tanda de penales, Estambul se pintó de rojo.

Sin embargo, fue un partido con dos ganadores. Porque el Chelsea dio un paso adelante muy importante luego de su caída categórica ante el Manchester United el fin de semana y, de no ser por una actuación brillante del arquero español Adrián, bien podrían haber sido quienes levantaran el trofeo ante el mejor equipo en Europa el último año.

El Chelsea generó grandes chances de gol, pero la muestra más feaciente del nuevo estilo de juego y del #FútbolSinIrritación que intenta inculcar Frank Lampard en su "nuevo" equipo fue el gol de Olivier Giroud.

Aprovechando las destrezas de Kanté para la recuperación y distribución en el mediocampo, el atrevimiento y la gambeta de Pulisic para generar la situación de gol y el momento del killer Olivier Giroud, que suma 12 goles en sus últimas 13 apariciones con los Blues en competiciones UEFA, el Chelsea encontró un gol fantástico que le dio la primera ventaja en el partido.

Sadio Mané en dos ocasiones, una durante los 90' y otra en el tiempo extra, dio vuelta el marcador y Jorginho igualó en dos el partido antes de llegar a los penales. Kepa estuvo cerca, al igual que Adrián, pero fue el sevillano quien le permitió a los Reds consagrarse con una gran atajada con sus pies en el penal definitivo.

Klopp y Liverpool festejaron, pero Lampard y su Chelsea se fueron de Estambul con la cabeza alta, seguramente con la intención de dar vuelta lo sucedido en esta semana y apuntar con todo a una Premier League que será más competitiva que nunca.