El tema del racismo en los estadio de Europa parece no tener fin. Los encuentros se detienen, pero no hay verdaderas sanciones para los hinchas y, mucho menos, para los clubes.
Uno que sufre seguido las agresiones por su color de piel es Mario Balotelli. El delantero suele ser blanco de los insultos de los fanáticos rivales que lo hostigan durante los 90 minutos.
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Hoy volvió a ocurrir y el partido se paró porque él lo pidió. El arbitro dejaba jugar como si no pasara nada y el italiano pidió cortar hasta que frenen.
Fue durante el choque entre el Brescia y la Lazio. El ex-Inter había convertido el tanto que ponía en ventaja a los suyos y empezaron a atacarlo los visitantes.
Después de unos minutos en el que el 9 decidió no jugar, se calmaron y todo volvió a la normalidad. Los fans de las Águilas son reconocidos mundialmente por su simpatía a las ideologías fascistas.
Este hecho ya no sorprende, lamentablemente. En el viejo continente, y particularmente en Italia, todos los fines de semana sucede algo similar.