Los octavos de final de la Eurocopa siguen su marcha, y, luego de la enorme victoria de España sobre Croacia en tiempo suplementario, el estadio Arena Nationala de Bucarest, en Rumania, fue el escenario designado para una nueva presentación de Francia, el último campeón del mundo, contra el siempre peligroso seleccionado de Suiza.

En ese contexto, todos imaginaban una victoria completamente cómoda de los comandados tácticamente por Didier Deschamps, máximos candidatos a quedarse con el título. Sin embargo, cuando transcurrían jugados 15 minutos del primer tiempo, Haris Seferovic apareció en escena para poner el 1-0 de Suiza con el que luego llegó el descanso.

Para colmo, a los 10 minutos de la etapa complementaria, Fernando Rapallini, árbitro argentino del encuentro, recurrió a la tecnología y cobró penal en favor de Suiza. Ricardo Rodríguez, experimentado lateral izquierdo, se hizo cargo del mismo pero lo ejecutó de forma muy anunciada, por lo que Hugo Lloris se lo terminó tapando. Le perdonó la vida.

Precisamente, cuando enfrente hay un combinado de la jerarquía de Francia, no se pueden dejar pasar estas oportunidades. Y Suiza lo terminó pagando extremadamente caro. Es que, en apenas dos minutos, los dos veces campeones del mundo dieron vuelta la contienda, aprovechando el envión anímico que significó ese penal fallado.

En primera instancia, Karim Benzema, delantero de Real Madrid, golpeó a Suiza de forma contundente al igualar un partido que se había presentado muy complejo para Francia. Y, como si eso fuese poco, el propio delantero la empujó instantes después para establecer el 2-1 de los de Deschamps y desatar la locura en las tribunas.