En Real Madrid se cansaron de esperar que Gareth Bale recupere su mejor condición física para integrar junto a Cristiano y Benzemá una de las delanteras más temidas del planeta y, en lugar de ello, han decidido fijarle un precio de venta de 90 millones de euro, poco más de 10 millones menos de lo que pagaron por él al Tottenham para ficharlo.

En el partido de vuelta de Copa del Rey ante Fuenlabrada, el galés volvió a tener acción y pareció que quedarían atrás las dos lesiones que había sufrido en la temporada, pero en dicho encuentro se resintió y, una vez más, no estuvo disponible para la convocatoria del duelo ante Sevilla en el Bernabéu.

Esta situación llevó a la directiva del Real Madrid a tomar la decisión de desprenderse del futbolista aunque no recupere con él el dinero invertido al momento de su fichaje.

Siempre dispuestos a abrirle las puertas se mantienen Manchester United y Tottenham, su anterior equipo. Para los Red Devils, la suma de 90 millones de euros sería fácil de costear si se tiene en cuenta que están analizando pagar 100 por el serbio Milinkovic-Savic. Para los Spurs, en cambio, podría volverse un fichaje demasiado ambicioso en virtud de su economía, aunque abordable si se desprendiera de alguna de sus máximas figuras.