El fútbol es un deporte colectivo, pero los grandes jugadores pueden marcar diferencias en cualquier momento. Esta realidad ineludible se ejemplifica a la perfección con el caso de esta Selección Argentina que buscará la gloria en el Mundial de Rusia 2018.

Luego de muchas turbulencias, reiterados cambios de entrenador y muy pocas certezas, los bicampeones mundiales lograron el anhelado pasaje hacia la Copa del Mundo. Eso sí: con mucha angustia y gracias a una actuación realmente memorable de Lionel Messi.

Messi es el as de espadas que tiene Argentina.

Messi es el as de espadas que tiene Argentina.

Precisamente, la Albiceleste está lejos de ser un equipo temible desde lo colectivo. Al combinado conducido tácticamente por Jorge Sampaoli le falta tiempo de trabajo, y, por carácter transitivo, una idea clara de juego que exponga seguridad.

Sin embargo, Argentina cuenta con el as de espadas. Un jugador que puede destrabar un trámite complejo en cualquier momento. Un peligro latente y constante para cualquier rival, tenga la jerarquía que tenga. Porque no hay plan infalible para detener a Messi.

También es cierto que el seleccionado sudamericano cuenta con otras individualidades de primer nivel internacional como Nicolás Otamendi, Ángel Di María, Paulo Dybala, Sergio Agüero o Gonzalo Higuaín, pero ninguno de ellos puede desequilibrar de la forma que sí puede hacerlo Messi.

Argentina cuenta con grandes nombres, pero ninguno como Messi.

Argentina cuenta con grandes nombres, pero ninguno como Messi.

Como consecuencia, el argumento principal que le permite a la Selección Argentina soñar con el título en Rusia se centra en el crack de Barcelona. En rodearlo, alimentarlo, acompañarlo y proveerlo de la mejor manera para que pueda sacar a relucir todo su potencial y lograr el título que tanto merece y que tanto se le exige.

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