El próximo sábado 18 de enero, llegará a nosotros el UFC 311 en lo que será el primer evento numerado del mejor octágono del mundo. Allí, se presentarán Islam Makhachev ante Arman Tsarukyan en el peso ligero y Merab Dvalishvili vs. Umar Nurmagomedov en la división gallo. Estos dos combates ponen en la mesa un debate interesante, relacionado directamente al estilo de espectáculo que ofrecen y qué tanto gusta eso en los fanáticos.

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Claro, la cartelera tendrá distintos tipos de combates y habrá estilos variados para disfrutar de principio a fin. Pero lo que sucede es que, en la contienda coestelar y principal, primará la lucha y la búsqueda de la lona como principal herramienta para intentar someter y dominar desde ahí.
Los motivos que llevan a pensar que la lucha se impone al boxeo en UFC
Esto deja a las claras una cosa: las artes marciales mixtas han evolucionado y la lucha ha tomado un protagonismo vital dentro del octágono. De esta manera, se puede percibir la molestia de ciertos fanáticos que desean ver boxeo, intercambios brutales y finalizaciones espectaculares. La busqueda mencionada sigue estando presente en la jaula, pero una nueva corriente está dominando el deporte y eso es una realidad incontrastable.
Los luchadores de Rusia, Daguestán y demás países ubicados en el mismo sector geográfico de Europa, han desarrollado al máximo sus capacidades y han irrumpido en el deporte de manera tal, que se tornan cada vez más invencibles.
Makhachev ha desarticulado a todos los del peso ligero que quisieron proponerle el intercambio y es que Islam presiona sin dejar un espacio para respirar. Claro que tiene buen boxeo y striking, no en vano es considerado el mejor libra por libra de UFC, pero su estilo preferido es el de la lucha y allí es donde saca más ventaja. Su rival será un Tsarukyan que sigue la misma escuela, ya que el armenio es completo, pero elige ir al suelo para fortalecerse desde ahí, por lo que veremos un combate más que interesante, pero capaz aburrido para muchos.

Islam Makhachev será el gran protagonista del UFC 311. (GETTY IMAGES)
En el peso gallo, la historia será similar. En septiembre de 2024, cuando Dvalishvili le quitó el cinturón de la categoría a Sean O’Malley, lo hizo dominando, derribando y casi sin pelear de pie, como le gusta al estadounidense. Se terminó transformando en campeón y aunque muchos se mostraron disconformes con la presentación del georgiano, lo cierto es que fue muy efectivo y nadie puede discutir su calidad. Bueno, dentro de unos días enfrentará a alguien que suele ejecutar el mismo plan en cada combate: lucha y más lucha.
No significa que sea algo más eficaz. Es una forma en la que se sienten más cómodos, pero la diferencia principal está en que los luchadores se pueden desenvolver mejor en el boxeo que lo que lo hacen los strikers en la lucha. Esta diferencia es fundamental, porque los Makhachev, Dvalishvili, Movsar Evloev, Khabib Nurmagomedov en su momento, se vuelven una amenaza completa porque se tornan impredecibles. No se sabe por donde irá su próximo ataque y eso los transforma en únicos.

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La salvación para aquellos que amen el boxeo es equiparar las condiciones al ras de la lona, para poder tener una gran fortaleza y no ser ampliamente superados en ese aspecto. Una vez conseguido ese paso vital, entonces podrán amenazar por distintos lugares para sorprender con sus combinaciones y no que el rival ya esté esperando los golpes para defender y buscar derribos. El striking en la UFC sigue vivo, pero necesita una evolución si no quiere empezar a quedarse atrás.





