Desde el momento en el que Real Madrid decidió fichar a Cristiano Ronaldo por una cifra astronómica (alrededor de 80 millones de libras esterlinas), su futuro parecía asegurado: se había quedado con uno de los mejores jugadores del último tiempo. Solo había que aguardar los éxitos.

Los números no explican todo, pero pueden resumir un hecho. Señalar que durante su estadía en el club el portugués se convirtió en el máximo goleador de la historia de El Merengue con 450 goles, consiguió 16 títulos oficiales, logró cuatro Botas de Oro, cuatro Balones de Oro y un premio The Best, entre otros galardones, solo ilustran lo que fue un paso inolvidable.

Luego de obtener su quinta Champions League, El Bicho abandonó la escuadra española para llegar a Juventus, donde siguió con sus números arrasadores pero no logró sobresalir de la misma manera.

Al mismo tiempo, el conjunto de la Casa Blanca comenzó un periodo de renovación con Santiago Solari en el banquillo, con una política de fichajes mucho más austera y con algunas salidas importantes. Eso lo alejó de su etapa de dominio en el balompié mundial.

Lo cierto es que luego de algunas campañas decepcionantes, Real Madrid está en la puerta de una nueva Final en el torneo más importante a nivel clubes. Con algo de suerte en el sorteo y con un equipo mucho menos competitivo que otros, enfrentará hoy a Chelsea con el objetivo de estar en una definición que ayer arrojó a Manchester City como el primer protagonista.

Por el contrario, la racha goleadora de Ronaldo no logró colocar nuevamente a su actual club en la cima de Italia (se le cortó una serie de nueve ligas consecutivas con la consagración de Inter) ni en una posición destacada en Europa.

Pese a que no tiene el mismo nivel de hace algunos años, la experiencia de varios de sus futbolistas y el peso que la propia institución conlleva hacen que Real Madrid sea un conjunto al que siempre hay que tenerle cuidado.

Por otro lado, Cristiano puede terminar sufriendo en sus últimos años de carrera a un equipo que atraviesa turbulentos cambios y que no asegura estabilidad en el corto plazo.

La escuadra de la capital puede tener éxito sin uno de los mejores futbolistas de su historia, pero ningún jugador, más allá de su calidad, puede triunfar en un contexto adverso.