Paolo Guerrero todavía no cuenta con equipo, y se mantiene muy sereno con respecto a su futuro profesional. Rechazó hace poco una jugosa oferta de Alianza Lima, según comentó la propia institución, generando un revuelo gigante negativo, en el universo del fútbol peruano. Porque supuestamente era su último camino para competir.
Ante todo esto, un tema de conversación en ‘Al Ángulo’ fue su tiempo parado. Y quien tomó la palabra fue Diego Rebagliati, el panelista deportivo arrancó así: “A mí la sensación que me da es que alrededor del entorno de Paolo Guerrero hay poca gente capaz de decirle que no. Hay mucho obsecuente que prefiere no contradecirlo y decirle que sí”.
Usando como base de su comentario, lo que pasó cuando recibió la sanción FIFA previo al Mundial Rusia 2018, donde casi se queda sin jugar: “El mejor ejemplo de esto es que esa gente que lo rodea le costó a Paolo Guerrero 8 meses de su carrera sin jugar al fútbol. No porque yo lo diga yo, se lo dijo Gianni Infantino. Él fue sancionado 6 meses por la FIFA, él con todo derecho decía que es inocente y siguió apelando. Al final se convirtió en 14 meses, ocho meses más estuvo que estar parado”.
Explicando detalles que todavía no se conocían, al día de hoy, de aquel suceso internacional: “Infantino le dijo: ‘Debiste aceptar la sanción de seis meses que te dimos’. Cuando un futbolista, ya cumplió seis meses de sanción, se planta y decir que quiere seguir (apelando), o hay un interés de abogados en seguir cobrándole o no hay nadie en quien piense que Paolo tiene que jugar”.
Poniendo una situación que parece ser sumamente real, su inactividad y el rendimiento mermado en aquel entonces: “Acá una posibilidad de que termine pasando lo que pasó, que culmine el mundial, tuvo que parar 8 meses. Yo no sé qué tanto tenga que ver, no su presente físico, porque estar mucho tiempo parado te puede pasar una factura importante desde lo futbolístico”.
Finalmente, y para dejar un puntillazo de cierre al estilo de los periodistas más críticos, mencionó la siguiente oración: “Esta sensación de que está sentado en Río de Janeiro, entrenando en la playa y casi pidiendo (por favor) que cualquier equipo de Brasil… es como casi lo más cercano a un capricho”.





