El viernes 23 de septiembre, quedará enmarcado en la historia del tenis, ya que en la cancha central, de la Arena O2 y en la Laver Cup, Roger Federer, junto con su gran amigo y rival, Rafael Nadal, jugó su último partido como deportista profesional. Su legado quedará en lo más alto y nunca se olvidará.

La elegancia, el estilo, y su don de persona siempre quedará en el corazón de los aficionados del deporte blanco, y no solamente ellos, sino de la actividad física en general, ya que su nombre siempre hará evocar el carisma de un hombre ganador y amable con sus fanáticos.

De esta manera terminaron 24 años de carrera deportiva, la cual inició por allá en 1998. A lo largo de ese tiempo ganó 20 Grand Slams y ocupa la tercera casilla de los más ganadores de grandes en el tenis, solo detrás de Novak Djkovic (21) y los 22 de Nadal. Cabe recordar que es el más ganador de la historia de Wimbledon con ocho títulos, uno por encima de su primera víctima en el certamen, Pete Sampras.

En el partido de Laver Cup

Jugó el partido de dobles con Rafael Nadal, un hombre con el que muchas veces compitió, pero al cual considera su amigo, y claro, el feeling entre ambos no se pierde, ni se perderá; las sonrisas cómplices entre ambos fueron evidentes en la pista central del torneo.

Ya en cuanto a lo deportivo y que ocurrió en el compromiso. Tuvieron acción ante Frances Tiafoe y Jack Sock; ambos estadounidenses, quienes hicieron parte del equipo del resto del mundo, y que por momentos complicaron a la experimentada pareja europea que buscaba darle el tercer punto a su continente en la cancha londinense.

Sin embargo, el primer set, con una muestra de elegancia de Roger, y de potencia, de siempre, de Rafa; la manga terminó 6-4. El segundo set fue emocionante en todo sentido; finalizó 7-6, en un tie break lindo y que dejó ganadores a los norteamericanos, pese a que el español, por fin, logró encontrar su juego de saque.

El partido se tuvo que definir en match tie break, y allí el ibérico por más impecable que lució, las cosas 11-9 y de esa manera no le dio una buena despedida a su amigo, pero eso sí un gran espectáculo para los aficionados que sollozaron por lo visto en la pista.

Con las cosas así, Roger Federer le dijo así adiós al tenis profesional, pero seguramente podremos disfrutar de él en otros contextos, e incluso, decirles a los menores de cada una de nuestras familias que, durante años, el deporte brilló con la lucidez y perfección de un Reloj Suizo. Hasta siempre, genio.