La Ligue 1 vive una alarmante tendencia de violencia en sus estadios. La temporada 2021-2022 se ha caracterizado por la llegada de Lionel Messi al Parque de Los Príncipes sí, pero también por una serie de hechos inaceptables en las gradas y zonas aledañas a los encuentros que tienen en jaque a todo el país con decenas de detenidos y más de 20 efectivos policiales que han sido heridos, ¿Cómo es que los radicales parecen haberse tomado el campeonato?

Hasta 10 encuentros de lo que vamos de campaña han sido suspendidos, dejando imágenes tan lamentables como el enfrentamiento de ultras en Angers, el escudo humano hecho a Neymar en el Velódromo y el reciente botellazo sufrido por Payet en Lyon. La situación es crítica y quienes saben del tema aseguran que esto está lejos de interrumpirse.

Sumado a esto, los presidentes de los clubes involucrados están lejos de asumir responsabilidades y se pasan la pelota cuando se les pregunta por el tema. Jean-Michel Aulas, máximo dirigente del Lyon, culpaba a Payet y compañía de lo ocurrido días atrás: “Hubo una reacción extremadamente violenta de los jugadores del Marsella cuando el árbitro dijo que quería reanudar el partido. Han exigido al árbitro que fuera a ver cómo estaba Payet. El árbitro, tras la reacción, revisó la decisión".

Actualizar los códigos anti ultras, clave

Permisividad, relación de los clubes con los radicales y una necesidad de nuevas sanciones se juntan para entender el margen de acción que tienen los violentos hoy por hoy en la Ligue 1. Es tan impactante lo que viene ocurriendo en la campiña que para encontrar una situación parecida en Europa habría que devolverse 30 o 40 años en el tiempo, a esas épocas donde los ultras si quiera se encontraban entre los grupos de estudio de la policía en el viejo continente.

Pablo Longoria, presidente del Marsella, charló con MARCA y aseguraba días atrás que tal y como ocurriese con los Hooligans, solo se podrá salir de la situación con una unión absoluta entre los clubes: "No es normal lo que está pasando en el fútbol. Hay demasiada violencia y nos debemos preguntar qué es lo que está pasando. El fútbol francés debe cambiar la situación actual. Debemos hablar de fútbol y nada más. La sanción tiene que ser impactante. Necesitamos castigos adecuados".