Los 45 años de Gianluigi Buffon no le son un impedimento para continuar jugando fútbol profesional y a un alto nivel. El arquero que supo ser campeón del mundo en Alemania 2006 persiguió esta temporada su sueño, pero se quedó en las puertas este fin de semana.

Es que, tras sus últimos pasos por la elite de Europa, en PSG y Juventus, el italiano optó por ponerse nuevamente la camiseta de Parma. Allí, la misión de Buffon al regresar al club en el que comenzó su carrera era la de devolverlo a la Serie A en su última etapa como profesional.

En su primera campaña allí, la 2021-22, no logró superar la mitad de la tabla, pero la historia fue diferente en esta temporada. Un cuarto lugar en la fase regular le permitió a Parma saltar directamente a las semifinales del reducido por el tercer boleto para el ascenso, pero allí terminó la carrera.

Más allá del resultado negativo, un 3-2 en el global tras el empate sin goles de la vuelta, Buffon se lleva un sabor amargo a nivel personal. Tras la primera parte de la ida, se lesionó y debió dejarle su lugar al argentino Chichizola. En el complemento y con una ventaja de 2-0 en el marcador tras el descanso, Cagliari lo daría vuelta complicando la serie, que se derrumbaría con el empate de la vuelta.

EL BUFFON MÁS EMOTIVO

Sobre el campo pudo verse a un Gigi desconsolado en una imagen que recorrió al planeta. Más tarde, a través de Instagram, puso en palabras sus sentimientos y agradeció a la afición del equipo.

Hay derrotas que dejan sólo una sensación de desconcierto y una profunda soledad. Y hay derrotas que, por el contrario, te hacen sentir rodeado de miles de brazos, donde las lágrimas representan en realidad la siembra de una semilla. Hay algo que te une extrañamente además del resultado deportivo, haciéndote asemejar a todas esas miradas que encuentras, haciéndote sentir que perteneces a lo que les pertenece“, comenzó.

Y se extendió: “Una conciencia que ha ido creciendo con el tiempo, como un cordón umbilical que conecta a todos, hecha de pasión, respeto, gratitud, corazones y manos que realmente saben apoyarse. En medio de esta dura realidad, siento en mi corazón una profunda necesidad de decirte una vez más: ¡GRACIAS GENTE INCREÍBLE DE PARMA!“.