El término anti-Boca se reinstaló en las últimas horas gracias a las palabras del defensor xeneize Leonardo Jara, quien le restó valía a las quejas de San Lorenzo en cuanto al arbitraje en el partido que ambos equipos disputaron el último fin de semana. 

La creencia de que al club de la Ribera se le tiene un "odio" mayor que apunta a los lazos políticos y de poder deja en segundo plano las fronteras de lo deportivo. Sin embargo, un hecho ajeno y muy lejano al equipo dirigido por Guillermo Barros Schelotto enfrentará a dos personajes muy poco queridos por la hinchada xeneize: Sebastián Saja y Teófilo Gutiérrez. 

 

Junior de Barranquilla, donde Teo es figura y Guaraní, equipo en el que el Chino debutó como entrenador, se enfrentarán por la última fase previa de la Copa Libertadores. El vencedor de esa serie, será el último ingresante al grupo de Boca en la Copa Libertadores. 

En su última visita a La Bombonera, el colombiano anotó un gol e hizo un gesto simulando tener la "banda" de River en el pecho, lo que le valió la expulsión. "En la Copa Libertadores tengo a Boca entre ceja y ceja", dijo una semana antes del cruce ante Olimpia, en el que anotó un gol y le dio el pase a Junior. 

 

Para buscar los orígenes de la rencorosa relación entre Saja y Boca hay que remontarse a marzo de 2003, cuando el arquero que en aquel momento militaba en San Lorenzo falló un penal y reaccionó "meciendo una cuna" frente a la hinchada de Boca. En 2006, el equipo de Alfio Basile le llenó el arco de goles al Chino en una histórica goleada por 7 a 1 en el Nuevo Gasómetro. Un año después, por si fuera poco, el equipo comandado por Juan Román Riquelme y ya dirigido por Miguel Russo, derrotó en la final de la Libertadores al Gremio, que tenía en el arco al hoy DT del equipo paraguayo.

El próximo jueves, Gutiérrez y Saja se volverán a ver las caras. Si bien se cruzaron varias después del incidente en el vestuario tras un clásico de Avellaneda en 2012, que terminó con el colombiano corriendo al arquero con un arma de juguete por los pasillos del Estadio Libertadores de América, la relación nunca se restableció y siempre generó morbo verlos enfrentados en la cancha. Ahora, con el Chino dirigiendo y con Teo gastando sus últimos -y buenos- cartuchos en el equipo de sus amores, la serie los pondrá otra vez cara a cara con el plus de volver a ser considerados entre los más anti-Boca de todos.