Durante años, los Golden State Warriors fueron el equipo más fuerte de la liga, pues, después de dominar la temporada regular en temporadas consecutivas, firmaron además a Kevin Durant, uno de los mejores anotadores de la historia.

Los Warriors acababan de romper el récord de triunfos en una temporada regular impuesto por los Bulls de Jordan, con 73 triunfos en 82 partidos. No obstante, los Cavaliers de LeBron James vinieron de atrás en las Finales para vencerlos en siete juegos.

Es por eso que los Warriors buscaron a Durant en la agencia libre, pero muchas personas lo vieron como algo que 'rompería' la competitividad de la liga, algo que el entrenador Steve Kerr finalmente debió reconocer en una entrevista con The Book of Basketball 2.0:

"Ese equipo (de 2016) me pareció mejor que el de 2015. Luego, por supuesto, Cleveland nos vence en las Finales y no conseguimos el objetivo. Así que añadimos a Kevin Durant a lo que ya teníamos, y era injusto. Realmente lo era."

En este sentido, Kerr aseveró que entendía el repudio de muchos fanáticos hacia los Warriors y su deseo por ver el final de esta dinastía, pues habían conformado un equipo digno de vídeo juego:

"En retrospectiva entiendo ahora que si eras un fanático de la NBA y no apoyabas a ningún equipo, simplemente querías ver baloncesto competitivo. Lo entiendo, Kevin Durant, que era la fuerza ofensiva más indetenible de la liga, se unió a nuestro equipo, que ya era bastante bueno e incluso había roto un récord".

Ahora, sin embargo, los de la bahía han vuelto a verse como un equipo de mortales, pues la salida de Durant y las lesiones de sus estrellas los dejaron completamente expuestos y sin referentes, dejando claro que ni las dinastías más temidas duran para siempre.