La cara más horrenda del fútbol es la violencia. Resulta inaceptable que haya enfrentamientos entre hinchas por el simple hecho de ser de distintos equipos o nacionalidades. El escándalo que protagonizaron Independiente y la Universidad de Chile el pasado 20 de agosto quedará marcado para siempre en la historia de los torneos Conmebol. El Rojo recibió a la U por la vuelta de los octavos de final de la Copa Sudamericana, pero el partido no se pudo terminar porque la violencia se apoderó de la escena.

Un pésimo operativo de seguridad les permitió estar en la Pavoni Alta a unos 4000 hinchas de la U de Chile, que agredieron permanentemente a los fanáticos del Rojo que estaban en la Pavoni Alta. Al no haber protección ni con rejas ni redes, los chilenos escupieron, arrojaron proyectiles -piedras, palos, pedazos de inodoros- y también pis. Eso hizo que se pare el partido y minutos más tarde la barra de Independiente se metió en la tribuna donde quedaban pocos hinchas de la U y fue una verdadera masacre: golpizas feroces, humillaciones al dejar a hinchas desnudos y otras barbaridades más.

Gustavo Álvarez lo sufrió en carne propia

El entrenador de la Universidad de Chile dialogó en conferencia de prensa y relató el horror que vivió su familia: “Fue difícil porque es inevitable seguir hablando del tema, lo de esa noche fue una locura y eso no tiene explicación racional. Tengo un hijo de 9 años que estaba en la cancha, fue encerrado en un palco por más de una hora con hinchas de otro equipo amenazándolo. Cuando nos volvimos a ver me hizo preguntas que no tuve respuestas”.

Además, agregó: “Imaginen lo difícil que es enfocarse y nos hace replantearnos todo. Nosotros por ese motivo pedimos suspender partido contra Everton por factor emocional y segundo por respeto teníamos hinchas que hasta estaban desaparecidos y no podía seguir el circo. El show no debe continuar”.

Gustavo Álvarez, DT de la U de Chile. (Foto: Getty).

Días movidos para la U de Chile

El próximo domingo, la Universidad de Chile jugará el clásico del fútbol chileno ante Colo Colo, mientras que la semana que viene habrá una reunión en la sede de la Conmebol en Luque entre las dirigencias del elenco chileno y los de Independiente para que puedan realizar sus descargos, aunque muy probablemente la decisión ya esté tomada. Quien está a la espera de ese fallo es Alianza Lima, que se metió en cuartos de final y se mediría ante el que pase o, en caso de ser eliminados los dos, ya tendría su plaza en las semifinales.