Como si fuera algún deporte yanki, Florencia Quiñones termina empapada en vaya uno a saber qué. La levantan en andas y la revolean por el aire y a ella no le entra más sonrisa en su rostro. Y cómo no estar feliz, si una vez más hizo historia con la camiseta de Boca: este tricampeonato logrado por las Gladiadoras lo inició ella como capitana y lo cierra en este 2023 siendo la entrenadora. Sueños cumplidos.
A sus casi 37 años le llegó la chance soñada cuando Juan Román Riquelme la llamó para convertirse en la entrenadora de la Primera de Boca. Eran tiempos convulsionados en el club tras la denuncia contra el DT a cargo, pero ella supo acomodar rápido las fichas para separar los carriles futbolísticos del resto. Y no sólo eso fue lo que logró: le imprimió su sello en los intensos dos meses que tuvo al equipo a su cargo.
Una personalidad xeneize
Aunque parezca que hace una vida que la 5 de aquel supercampeón del 2021 está en el club, su historia con la azul y oro es bastante reciente. Su historia futbolística comenzó con otros colores pero el club supo adoptarla rápidamente como referente e ídola, por personalidad, estilo de juego y por dejar absolutamente todo por la camiseta. La identificación fue tan rápida y los resultados llegaron tan pronto que la cordobesa ya es una parte grande de su historia.
La misma que arrancó jugando por imitación e invitación: su papá, Marcelo Colorado Quiñones sumó más de 200 partidos en primera. Referente de Racing de Nueva Italia, fue el que le marcó el camino y el que una tarde le dijo que ir a jugar en cancha de 11 con él. Y aunque ya había comenzado el romance con la redonda lo que nació allí también fue el amor por el juego.
Histórica donde vaya
Si hay algo que define a Quiñones es su capacidad de hacer historia. Con cada camiseta. Se puso primero la de Atlético Unión de Oncativo y luego la de Flor de Ceibo, en la que su papá se puso el buzo de DT, para llegar a Buenos Aires gracias a una citación a la Selección. Una vez que desarmó la valija y se instaló, se puso la de San Lorenzo. En el 2007 fue parte del equipo que logró el primer título de las Santitas en Primera División. Y jugó con el equipo en su primera participación en la Libertadores.
Tuvo dos etapas en Boedo, pero el medio se tomó un avión que la depositó nada menos que en Barcelona. Con apenas 24 años tenía su chance europea y fue parte de un camino que hoy lo tiene al equipo culé como potencia máxima en España y Europa, habiendo ganado su segunda Champions League este año. Pero el camino comenzó con Flor…
Arrancó su experiencia europea obteniendo la Copa Cataluña en el 2011 y el 2012, mientras que el 27 de mayo de ese año sería parte del plantel que lograría el primer título del femenino del Barcelona, acompañada por Ludmila Manicler, su ayudante de campo hoy. Al año siguiente repetiría Liga y Copa, pero además sumando la Copa de la Reina. Cinco títulos en dos temporadas.
Sin embargo, volvió a San Lorenzo para lograr un título más: en el 2015 y como capitana. Sería su última conquista con una camiseta azulgrana, porque dos años después cambiaría sus colores y haría historia con Boca.
La llegada al club
Su primer partido en Boca fue nada menos que ante UAI Urquiza, en el 2017. Tuvieron que pasar tres torneos (el último quedó sin ganador porque se suspendió cuando la pandemia de COVID 19 obligó a cancelarlo). Sin embargo, ella ya se había metido en la piel del hincha: con la cinco en la espalda y la cinta en el brazo. Así se convertiría en la primera futbolista profesional en convertir un gol para el Xeneize.
Tras haber firmado su primer contrato cuando la AFA decidió profesionalizar el fútbol en 2019, fue nada menos que en la Bombonera y ante River. Menuda manera de quedar en la historia. “Este lo grité como nunca”, dijo aquella vez. El partido terminó en goleada 5 a 0.
Su primer título llegaría en el 2021, en aquel torneo Transición 2020 luego de la Pandemia. Otra vez un superclásico, otra vez con goleada pero esta vez con título. Fue el primero de Flor como Gladiadora. El segundo llegaría a fines de ese mismo año, al tiempo que la AFA anunciaba que tanto ella como Christian Meloni (dupla técnica de Boca junto con Esteban Pizzi) se harían cargo de la Selección Sub 17.
La sorpresa fue total. ¿Se retira Quiñones? Alguna vez había anticipado que si salía campeona con Boca se retiraría. Ese momento llegó, pero además para asumir como entrenadora alterna en AFA. No fue un título sino dos: primero el Clausura a UAI Urquiza y luego la Súperfinal con San Lorenzo, campeón del Apertura. Recibió la Copa y dijo adiós a los botines, aunque siguió despuntando el vicio con el futsal (plantel con el que logró el ascenso a Primera).
De la AFA a Casa Amarilla
Su primera experiencia como entrenadora, trabajando con el cuerpo técnico comandado por Portanova, llegó a su fin tras el llamado de Román. La necesitaban otra vez. Esta vez como entrenadora principal. Haciéndose cargo del equipo en un momento difícil pero con la vara alta: campeón del torneo y finalista de la Libertadores. Y lo encaminó hacia el Tri.
Fueron apenas dos meses, pero logró imprimirle su estilo. El equipo tuvo un salto de calidad: juego de toque, marca, intensidad, y gol. Aunque ella dice que aún le falta para que sea SU equipo, su mano se nota. Y se nota que es un camino al que le queda mucho por delante.