La bronca que tienen en Boca no se la saca nadie. Los dos partidos tanto de ida como de vuelta ante Atlético Mineiro arracaron ganando pero en las dos ocasiones el VAR y el árbitro de campo dieron como anulados ambos goles. Primero Andrés Rojas, y ahora Ostojich.

En ambos casos, no hubo justificación para no dar como válidos los goles y en ambos hubo tumulto de los jugadores alrededor del juez de campo a la hora del chequeo. Las coincidencias son demasiadas, con la excepción de que esta vez, Boca demostró hartazgo hacia los jugadores del Mineiro y explotaron en una tángana que demoró el resultado del colegiado.
 
 
Finalmente, en Brasil decidió anular el segundo gol de la serie de manera muy polémica. Y desde el banco de suplentes salieron las primeras reacciones. Una de ellas fue la de Lisandro López, quien furiosamente se cargó con lo primero que vio y amenazó con tirárselo a los jugadores del "Galo".
 
 
Se trataba de una protección para los camarógrafos, que tiene una forma cuadrada y que fue confundida con un parlante. Sin embargo, no quedó en más que una amenaza ya que no lo revoleó. Pero, de todas formas, la bronca en Boca es total y absoluta por la anulación del gol por segunda vez.