Boca y Racing no dieron señales de mostrar un partido vistoso en La Bombonera. De hecho el primer tiempo fue muy apagado y no pasó mucho que haga a los espectadores saltar de sus asientos. Salvo una jugada en particular que hasta al propio Juan Román Riquelme dejó con el gol en la boca.

Fue una jugada preparada en un tiro libre casi frontal que tuvo el equipo dirigido por Sebastián Battaglia. Aaron Molinas recibió una dura falta de Fabricio Domínguez y fue él mismo el encargado de ejecutar el libre directo.

El juvenil talentoso de Boca tomó la pelota y pateó el tiro libre con un preciso centro salido de la carpeta de Battaglia, ya que fue a un punto específico del área, donde conectó con la cabeza de Carlos Izquierdoz, quien apareció por detrás de todos sorpresivamente solo.

El cabezazo del capitán del local fue óptimo, ya que era complicado por el pique previo, pero Gabriel Arias lo tapó de manera magnífica y envió el balón al córner. El que vio esta jugada en la cancha fue Riquelme desde su palco, y su expresión seguramente fue la misma que la de todos los hinchas de Boca en esa acción.

La mano a la boca, tapándosela sin poder creer lo que vio, típica expresión de incredulidad y asombro, porque presenció en el partido una de las mejores tapadas de la fecha, con una velocidad de reflejos por parte de Arias totalmente impresionante.