Si hacía falta un argumento para sentenciar que entre Sevilla y la Europa League hay un romance especial, los libros deberán señalar la conquista de la presente temporada en la que el equipo del Nervión tuvo que sufrir en puestos de descenso, recurrió a tres entrenadores diferentes, sufrió bajas largas e importantes, pero igualmente terminó celebrando en la competición continental.
Entre la euforia y la emoción de la conquista, todavía sobre el terreno de juego de Budapest, los futbolistas fueron dejando salir las sensaciones contenidas, muchas de las cuales habían decidido callar estando en competencia por ese extraño mandamiento futbolero de no querer buscar excusas.
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“Se me pasan muchas cosas por la cabeza. Mi familia, mi esposa, mis hermanos, mis compañeros. Esto es una locura, no tengo palabras y estoy súper feliz”, empezó diciendo Lucas Ocampos, futbolista clave para la clasificación a la gran final.
Entonces sí, el ex-River se permitió compartir lo difícil que había sido para él la temporada que despide como campeón: “Lo pasé muy mal. Sólo mi familia y yo sabemos lo que sufrimos. El fútbol da revancha y esto cambia rápido. Hace tres meses estaba solo, sin entrenar y ahora soy campeón de Europa. Para ganar hay que sufrir”, aseguró.
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El desahogo de Papu Gómez
Otro que sufrió el inicio del año fue Alejandro Gómez, quien no solo regresó lesionado a Sevilla tras participar y conquistar el Mundial de Qatar, sino que además yo no volvió a las convocatorias de la Selección Argentina, con la que se cree tuvo algún tipo de conflicto que nadie termina de develar. Por eso, el mensaje que publicó en sus redes sociales tras la coronación tuvo mucho de desahogo: “Mis cicatrices cuentan una historia, son recordatorios de cuando la vida trato de romperme pero fracasó. ¡Somos Campeones!”, escribió.