El Ángel Di María europeo duró solamente tres meses. Ya en septiembre, hablamos del Fideo argentino. Es el Fideo rosarino. Es el Di María que la semana pasada lo boludeó a Leandro Brey, con declaraciones que no me gustaron y que estuvieron de más porque no hace falta exponerlo así al pibe.
Ahora, contra Talleres de Córdoba, Di María ya se sacó. Parece que no lo pueden marcar. Como a Leandro Paredes, no lo pueden tocar, no lo pueden agarrar del pantalón. Es el fútbol argentino, Fideo. Vive quejándose de los árbitros y después le agregó la bronca porque el rival se defiende, diciendo “nos hicieron un gol de mierda”.
Fideo, Talleres pelea el descenso. ¿Qué querés que haga el equipo de Carlos Tevez en Rosario, qué te salga a jugar con cinco delanteros, que te ataque todo el partido y que te dé espacios para vos, para Ignacio Malcorra, para Alejo Véliz y para Jáminton Campaz? Es el fútbol argentino y se juega así.
Di María, soltá el tema de los penales. Le dieron dos penales flojitos de papeles a Rosario Central. Tampoco vas a estar todas las conferencias de prensa aclarando que dicen que los ayudan. El Canalla está haciendo una campaña discretita. Hay que ganar más, hay que meter más goles, hay que gambetear más, hay que dar más asistencias y hay que quejarse menos.

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