Una nueva derrota de Boca. Otra eliminación temprana para el Xeneize, en este caso por Copa Argentina. Una caída que achica el margen aún más para la clasificación a la próxima Copa Libertadores. Un nuevo papelón para el equipo que ahora dirige Miguel Ángel Russo.
Boca ya venía de dejar una pálida imagen ante Auckland City en el Mundial de Clubes y en las primeras dos fechas al Clausura, frente a Argentinos Juniors y Unión. Ante Atlético Tucumán se encontró con un equipo serio y renovado, y con sus herramientas le complicó la vida al Xeneize.
Más allá de eso, tampoco es que hay que hacer mucho para superar a Boca. Con correr, meter y aprovechar las situaciones que uno tiene, alcanza y sobra. Atlético Tucumán hizo eso, y volvió a dejar en claro que Boca es un equipo que no es mejor que ninguno en el fútbol argentino, y afuera del país tampoco lo es.
El hincha de Boca está cansado. Boca no da pie con bola. Hay un plantel que no tiene jerarquía. Solo hay un jugador que es el alma del equipo, que es Merentiel, y un refuerzo de lujo como Leandro Paredes, que vino por su propia voluntad y de manera inconsciente. El resto del plantel demostró no estar a la altura de lo que significa Boca.
Hoy me parece una utopía que Juan Román Riquelme haga una autocrítica y haga un pedido de disculpas, hasta un baño de humildad de parte del presidente. Esta gestión lleva un año y medio y ya está prácticamente agotada. El hincha ya lo entendió. Lo único positivo para JRR en este corto plazo es que este fin de semana, Boca juega de visitante, por lo que La Bombonera no le hará sentir el calor de este contexto.
Ante Racing, en el próximo partido de local, el estadio será el verdadero termómetro de la realidad de este equipo, que ya no sabe para donde ir. Boca quedó eliminado de la Copa Argentina y ahora no queda otra que ser campeón del Clausura, pero con esta situación, todo parece una utopía.







