Desde las redes sociales oficiales de la Selección Argentina se confirmó este sábado la noticia que se temían tanto Diego Placente, entrenador de la Sub 20 que está disputando el Sudamericano en Venezuela, como Marcelo Gallardo, entrenador de River.
Agustín Ruberto, delantero que integra el plantel profesional del Millonario, sufrió la ruptura de ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda durante los primeros minutos del partido que terminó con victoria de Argentina 4-3 ante Uruguay en el Hexagonal Final.
Quienes no tardaron en reaccionar al parte médico oficial fueron Franco Mastantuono y Claudio Echeverri, compañeros de Selección que ya compartieron Sudamericano y Mundial Sub 17. Los dos, como el atacante, tienen gran identificación con River y compartieron plantel hasta que se produjo la salida del Diablito.
“Una triste noticia que no esperábamos. No tengo dudas de que vas a volver más fuerte que nunca y vas a demostrar todo lo que sabés. Te quiero mucho, amigo”, escribió Echeverri en una historia que compartió desde su cuenta de Instagram. “Muchas fuerzas amigo querido. Vas a volver más fuerte que nunca. Te quiero mucho”, le expresó Mastantuono por la misma vía.
Producto de la lesión que sufrió en plena disputa del Campeonato Sudamericano Sub 20, Agustín Ruberto deberá someterse a una intervención quirúrgica y luego afrontar un largo proceso de rehabilitación que le demandará entre seis y ocho meses antes de poder regresar a los terrenos de juego.
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Las lesiones ligamentarias y sus posteriores recuperaciones demandan entre 6 a 8 meses hasta recibir el alta total debido a que, en la operación, se realiza el reemplazo del ligamento roto por un injerto extraído del propio cuerpo y que puede salir del tendón rotuliano o del isquiotibial.
Dicho injerto debe atravesar por un proceso de ligamentización en donde se tiene que adaptar a la función de flexibilidad y estabilidad que otorga un ligamento. Esto, mediante kinesiología, reposo y cargas paulatinas, demanda más de medio año en adaptarse en un 100% para regresar a la “vida normal” de un deportista.
