Ganó Rodri. Y es estricta justicia. El mejor jugador del mundo sigue siendo Lionel Messi. Y muy posiblemente lo sea hasta que deje de jugar a la pelota. Esta afirmación, sostenida por la inmensa mayoría de entrenadores y futbolistas, es compatible con la premiación al mejor mediocampista central del mundo.
En su impecable discurso, el flamante Balón de Oro 2024 reivindicó al 5, al mediocentro, a ese principio del juego asociado. Hoy los arqueros y los zagueros participan cada vez más de la construcción de jugadas pero el Señor Cinco es el faro, la guía, el crupier que reparte las cartas. Rodri ejecuta a la perfección ese rol y además tiene gol. Ha marcado goles muy importantes con un sello que lo distingue: un remate en modo swing de golf como lo definió magistralmente Martí Perarnau en su monumental “Dios salve a Pep” que retrata las primeras siete temporadas completas del Manchester City de Guardiola.
Con Busquets en Barcelona, Xabi Alonso en Bayern Munich y Rodri en los Blues, Pep es el gran ordenador de la saga. Jugar y hacer jugar. Dominar el juego desde la comprensión global más que del desequilibrio individual. No estamos hablando de un chosen one, de un predestinado al éxito. El propio protagonista cerró su mensaje confesando lo cerca que estuvo de abandonar cuando le costaba en Villarreal y cómo su padre lo convenció de seguir insistiendo.
El upgrade al Atlético de Madrid resultó simplemente una escala para llegar a la primera clase en el City del genio de Sampedor. En una temporada par (23-24) que incluye competencias de naciones (Copa America y Eurocopa), el factor selección es determinante para estos premiosque, como todos, siempre tienen algo de la ley subjetiva del “según cómo te caiga”. Rodri llenó todos los formularios para ganar el premio: ser influyente en los títulos del club o selección, ser el mejor del mundo en su puesto y ser el mejor de su equipo.
El español ganó la Premier League con el City y la Eurocopa con su selección en la temporada 23/24. (Foto: Imago).
Con todo respeto por Vinicius, el brasileño sólo puede tildar su formidable contribución con los logros. Es un gran delantero pero no es el mejor. Y tampoco es el mejor de su equipo. Ese lugar fue del ya retirado presidente Toni Kroos. De los tres aspirantes de Real Madrid, al galardón individual más importante de la noche, Dani Carvajal era en mi opinión el más competente a peleárselo a su compañero de selección. Influyente en títulos (gol en la final de Champions) y el mejor del mundo en su puesto, no llega a tener el impacto de Kroos en el funcionamiento. De esto se trata el alcance de los mediocampistas a la hora de generar juego. Los partidos se definen en las áreas con tipos como Emiliano y Lautaro Martinez pero se cocinan en la mitad de la cancha.
Con su fabulosa rivalidad, Messi y Cristiano nos hicieron creer que el fútbol les pertenece a los delanteros. La premiación a Rodri reivindica a la generación del juego por encima de la finalización. Sin dudas, Real Madrid ha sido el mejor equipo de la temporada ganando la liga, el torneo de la regularidad, y la Champions por 15a vez (una locura total). Ancelotti merecía el premio Cruyff al mejor entrenador del año. Carvajal, Vinicius y Bellingham están bien ubicados en el top 5 de la 23/24. Pero el mejor fue Rodri.
La decisión de no presentar delegación en la gala de París es 100% Florentino Pérez. Si hay algo que aún se desprende del conflicto UEFA-Superliga aún no lo sabemos. Pero sí queda claro que ante la primera ceremonia auspiciada por UEFA en conjunto con France Football, Real Madrid hizo un desplante sin precedentes que refuerza la cuestión identitaria. Los hinchas merengues querían que el club diera un “golpe de autoridad”. El antimadridismo también confirma sus prejuicios y sus opiniones. Win win.
Las perlas de la ceremonia del Balón de Oro 2024
La ceremonia fue larga y, por momentos, tediosa. Me gustó la declaración de Ruud Gullit pidiendo más gambeta y menos “dostoquecismo”. Lamine Yamal asoma como el nuevo Macho Alfa del fútbol europeo. El premio Johan Cruyff rinde homenaje al único personaje del futbol que hizo dos revoluciones: una como jugador y otra como entrenador. Dibu Martinez y su back to back en el Premio Lev Yashin al mejor arquero es lógica consecuencia de su indiscutida condición de mejor arquero del mundo. Influye en sus compañeros, intimida a los rivales, gana partidos, levanta trofeos. Es tal la diferencia con otros muy buenos arqueros que ni siquiera una “quita de puntos” por alguna actitud criticable y sancionada como la reacción ante el camarógrafo post Colombia puede sacarlo del número 1.
Beckenbauer merecía su homenaje pero la producción del evento estuvo más pendiente de su rol como cantante que como el extraordinario futbolista que fue. La cara de perro de Rummenigge cuando pasaron la canción del Kaiser fue tan antológica como la mirada de Dibu a Drogba cuando el marfileño, ya consolidado maestro de ceremonias, le dijo que le metería 9 de 10 penales. El Uno quería desafiarlo ahí mismo.
El mensaje de Messi para los ganadores y para sus compañeros de la Selección. (Foto: Instagram).
Me gustó el paso de comedia entre los Martinez campeones durante la premiación del arquero. Argentina se ha acostumbrado a tener varios protagonistas en estas noches de gala. Hay que disfrutarlo porque un día esto se va a terminar. El eurocentrismo futbolero de clubes impone que el ganador del Balón de Oro juegue en una liga de ese continente. Es lógico.
Messi es tan grande que en la temporada pasada lo ganó con una mitad en el PSG y la otra en Inter Miami. Lo merecía Rodri, el mejor de la 23-24. Por lo que juega y por lo que representa para el fútbol de los mediocampistas. Pero el mejor de todos sigue siendo el 10.
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