Fue el escándalo del viernes por la noche. Lo que debía ser un partido de fútbol se terminó transformando en un papelón gigantesco que terminó recorriendo el mundo. 

Atlas recibió a Puebla por la segunda fecha de la Liga MX. El local venía de ganarle a Cruz Azul a domicilio y los humores del estadio eran más que esperanzadores. Sin embargo, un gol inesperado del Polaco Menéndez transformó el aliento en insultos.

Fueron cánticos homofóbicos en reiteradas ocasiones los que hicieron que el colegiado, Adonai Escobedo, tomara la decisión de suspender el partido momentáneamente. Y, de hecho, si no fuera por el capitán de los locales, Martín Nervo, quién en un gesto aplaudible se enfrentó a los hinchas para intentar calmar la situación, el cotejo no se hubiese reanudado.

Ahora los Rojinegros deberán esperar qué sanción sacará la Federación Mexicana de Fútbol, porque deberá haber, y tomar cartas en el asunto para investigar a los responsables del lamentable suceso. El Estadio Jalisco podría albergar el próximo partido a puertas cerradas.