Convertir un gol en el último minuto es uno de los sueños de cualquier futbolista. No importa la posición en el campo en la cual te desarrolles, para todos conlleva una emoción muy fuerte de expresar.

Si, además, el gol agónico sirve para darle una clasificación al equipo que te dio la oportunidad de explotar en México en una semana en la cual fuiste muy discutido, seguramente que los condimentos que falten agregar son muy pocos.

Nahuel Guzmán vivió una de las mejores noches de su carrera a los 34 años. El arquero de Tigres fue a buscar el milagro en la última jugada, en el partido que Alianza lo estaba dejando fuera de su aspiración por la Concachampions.

Las súplicas del grito sagrado llegaron a su final cuando Guzmán se elevó por los aires y cabeceó el balón que terminó ingresando a la red logrando así el boleto a cuartos de final.

El portero argentino recibió la ovación de todos los presentes en Nuevo León no pudiendo sostener sus emociones y se retiró a puros llantos. No es para menos, Nahuel acababa de presenciar una de las noches más emblemáticas de su carrera. Y de Tigres.