Este miércoles en el Estadio Nacional de Brasilia, mejor conocido como el Mané Garrincha, Palmeiras y Defensa y Justicia se disputaron la vuelta de la Recopa Sudamericana: el campeón de la última Libertadores contra el campeón de la última Sudamericana. Partidazo era en la previa y partidazo fue en la previa.

La semana pasada en Florencio Varela, el club brasileño había ganado 2-1 en medio de un polémico final donde Walter Bou y todo el conjunto argentino protestaron por un empate que no llegó de la mano del VAR. Hoy la visita debía ganarlo para buscar la remontada y eso buscó desde el inicio.

Sin embargo, a los 22 minutos de juego, el VAR llamó al árbitro principal y este cobró penal: Raphael Veiga abrió el marcador. Igualmente, para la media hora de juego y de una jugada espectacular desde lo colectivo, Braian Romero apareció para empatar y darle vida al conjunto visitante.

En el segundo tiempo, Matías Viña se fue expulsado en el local por una patada en la espalda de un rival. Pese al hombre de más, Defensa no pudo gravitar de la manera que quería sobre el arco de enfrente. No obstante, pasó la épica: al minuto 93, cuando Palmeiras ya parecía poner las dos manos sobre el trofeo, Marcelo Benítez hizo el golazo de su vida y lo empató para forzar el alargue. Golazo.

 

Y como la épica todavía no era total faltaba algo más. Ezequiel Unsain, el arquero de Defensa, le hizo penal a Rony y, en paralelo, se hizo un caos en los bancos de suplentes. A los 98' del suplementario, el árbitro, que dirigió Kazuki Ito en el Winning Eleven, expulsó a dos colaboradores de Palmeiras y a Romero; insólito. No obstante, Gustavo Gómez le pegó muy mal y Unsain atajó el remate desde los doce pasos. ¡Tremendo!

En los penales, Luiz Adriano falló en la segunda ejecución de Palmeiras y le dio vida a Defensa y Justicia. En el quinto penal, el local eligió a su arquero, Weverton, ¡y le pegó como nosotros! Lo erró y Defensa y Justicia salió campeón.