"El mes pasado les dije a todos que era inocente y les pedí a todos en Australia que me creyeran y dejaran que el proceso se desarrollara". Así, el australiano Peter Bol inició una nueva carta pública que mostró al mundo a través de sus redes sociales. Y agradeció "el apoyo de mi familia, mi equipo y mucha gente de Australia y del resto del mundo. El último mes ha sido una pesadilla".

Las palabras de Bol, cuarto en los 800 metros en los Juegos Olímpicos de Tokio en 2020, se conocieron minutos después de que la unidad de integridad deportiva de Australia (Sport Integrity Australia -SIA-, según sus siglas en inglés) decidiera levantarle la suspensión por dopaje. La rectificación de la medida implementada por la SIA ocurrió luego de que la muestra B de su prueba antidopaje no coincidiera con la muestra A.

El atleta de media distancia había sido suspendido provisionalmente después de dar positivo por eritropoyetina sintética (EPO) en un análisis de orina fuera de competición el pasado mes de octubre. La SIA informó que la muestra B había emanado un “hallazgo atípico” para el EPO recombinante hallado originalmente. Este tipo de sustancia sintética no es producida naturalmente por el cuerpo humano.

De hecho, cuando se anunció la suspensión, el atleta aseguró que estaba dispuesto a pasar por el detector de mentiras para demostrar su inocencia. Y sumó: "Siento que este sistema antidopaje es defectuoso. Ahora me estoy convirtiendo en una víctima".

Sin embargo, la investigación continuara y la SIA confirmó que “como parte de la investigación, se procederá a considerar si se ha cometido alguna infracción de las normas antidopaje”, y sostuvo que "no es posible proporcionar un marco de tiempo en este momento". Por eso, mientras continúa la investigación y se requiere la segunda opinión de un experto en la sustancia de la Agencia Mundial Antidopaje. "Un hallazgo atípico no es lo mismo que un resultado negativo en un test", recordaron desde la SIA.