Liverpool dio vuelta un encuentro que se le complicó ante el Burnley para no perderle pisada al Manchester City de Guardiola.

El equipo de Jürgen Klopp, en los pies de Sadio Mané y Firmino, con grandes goles, sentenció un 4-2 que lo deja a un punto del primer puesto.

Pero de igual manera, es imposible no quedarse con la acción más llamativa de la noche, un gol que el senegalés no pudo anotar más allá de los dos que sí.

Lejos de ser injustos, reconocemos el gran partido del atacante y su capacidad goleadora, pero sin arquero, no pudo ingresar el balón en el arco.

Un centro le llegó desde la izquierda, él se estiró para empujarla pero el travesaño le dijo que no y todos en Anfield se agarraron la cabeza.