Gerard Piqué vivió un partido muy especial en Cornellá. Es cierto que él se lo buscó, porque sus palabras tras eliminar al Espanyol de la Copa del Rey no habían caído nada bien a los aficionados locales, pero en el campo de juego supo poner el pecho y hacerse cargo de la situación.
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Hostigado durante todo el encuentro, el defensor fue el encargado de anotar el gol que empató el Derbi y salvó el invicto del Barcelona, lo que le permitió silenciar al público local.
Consultado sobre esa celebración, Piqué fue contundente:“Después de todos los acontecimientos, mandarlos a callar es lo mínimo que podía hacer”, expresó desde zona mixta.
Claro que Quique Sánchez Flores, entrenador del Espanyol, no coincidió con las palabras del defensor culéy enalteció a los aficionados del Espanyol:“Un jugador no puede silenciar a una afición y menos como la nuestra. Eso es imposible. Los gestos son gestos y ahí se quedan, pero el Espanyol está muy por encima”, contragolpeó.
La batalla, de aseguró, tendrá nuevos episodios.