Los ingleses son los que reglamentaron el fútbol, según muchas teorias son los creadores de este deporte, pero su mayor logro histórico en el mundo del fútbol, está construido sobre un "gol fantasma", una pelota que nunca entró al arco, pero que el línea y el árbitro convalidaron para darle el título mundial a los ingleses.

La historia cuenta que en la Copa del Mundo de 1966 encontró a ingleses y alemanes en Wembley para definir la final, el partido fue intenso y "agresivo", muchos roces torpes e innecesarios en campo. Alemania se adelantó a los 12 minutos, por medio de Helmut Haller. Inglaterra igualó a solo seis minutos del tanto alemán con un centro de Moore y el cabezazo de Hurst -el gran protagonista de esta historia- que tuvo el 2-1 loca con Peters a solo 12 minutos del final del partido.

Todo estaba encaminado para que Inglaterra levante el título mundial, pero en el minuto 89, cuando ya festejaba todo Wembley, Wolfgang Weber resolvió el tema con una pelota boyando en el área británica y llevó el partido a la prórroga donde todo iba a cambiar.

El Mundial de 1966 fue un punto de inflexión en la historia por varios factores, en la previa nadie hablaba de fútbol, el tema principal era saber ¿dónde estaba la Copa Jules Rimet? la habían robado, y tras ser encontrada, la gran novedad de la Copa del Mundo era la televisación a color del evento, por primera vez se levantó señal para que reciba el satélite y los partidos sean transmitidos en otros países. Y claro, también lo que pasó en la prórroga fue un hito para la historia.

 

Con la reciente creación de la Asistencia de Video Arbitraje (VAR), el recuerdo de la final de 1966 volvió a la retina de todos como el símbolo de la justicia en el fútbol. Sucede que a diez minutos de iniciada la prórroga en Wembley, Geoff Hurst "anotó" el tanto más polémico de la historia de las finales de la Copa, la pelota que salió del británico pegó en el travesaño y golpeó sobre la línea de cal para salir por afuera, el árbitro que era el suizo Gottfried Dienst convalidó el gol tras una larga charla con el asistente de la Unión Soviética, Tofiq Bəhramov, esto generó la explosión de los jugadores alemanes y la euforia en Wembley. El golpe fue tan duro que Alemania no reaccionó en el campo y llegó el tercer gol de Geoff Hurst, para sellar así el primer y único hat-trick en la historia de las finales de la Copa del Mundo.

El "gol fantasma" como se conoció a la jugada, siguió generando polémica, 30 años después un estudio de la Universidad de Oxford, concluyó que la pelota no cruzó en su totalidad la línea como marca la Regla 10. Tras la publicación de este informe cinetífico en 1995, varios protagonistas aceptaron consultad de distitnos medios y todos respondieron con un "ya lo sabíamos".

Tras la jugada se crearon muchas teorías, una de ellas era que entre el juez suizo que hablaba alemán y el asistente ruso que no hablaba ni inglés ni alemán, hubo una confusión dialéctica. Según esta versión, el ruso Brajamov dijo en su idioma "niet" (no) y el suizo Dienst entendió "net" (red en inglés). Sin embargo, esta teoría quedó descartada cuando el asistente Tofiq Bəhramov rompió el silencio, diciendo que le juez le puso toda la responsabilidad sobre sus espaldas, y el tomó una decisión rápida.

Todos los protagonistas en esta historia tienen un antes y un después en sus vidas. Hurst a sus 80 años aún es entrevistado para contar su historia, lo fue mucho más cuando el VAR llegó al fútbol hace algunos años. El árbitro Gottfried Dients, era el mejor de la época y murió convencido que esa pelota entró,  aseguró en varias ocasiones que "duermo tranquilo, estoy seguro que la pelota entró"

Al que le cambió la vida para siempre fue al asistente Tofiq Bəhramov, que terminó siendo parte de la independización de Azerbaiyán, en 1991, y fue elegido como uno de los personajes deportivos más importantes en la nueva nación; es más, el estadio nacional de Bakú recibió su nombre y se erigió una estatua en su honor un día antes del primer duelo oficial entre Azerbaiyán e Inglaterra, el también murió sin saber la verdad, falleció en 1993, y desde entonces, varios hinchas ingleses pasan por su tumba para llenar de flores el lugar en agradecimiento al único título mundial de su historia.