Más allá de los clásicos definidos y establecidos,el futbol mexicano ha tenido rivalidades que por un momento lo fueron de forma esporádica debido a la magnitud de lo que representaron dentro y fuera de la cancha.

Así como actualmente se dice que América-Tigres es el clásico de la década por los partidos que han ofrecido, sobre todo en finales, hace algunos años fueron otros choques los que se valoraron en esa misma dimensión.

 

América vs. Necaxa

El dolor de cabeza de los americanistas durante los noventa fueron los necaxistas. Aficionados de los Rayos vivieron una década de ensueño, tanto por los campeonatos conquistados como por los partidos ganados a las Águilas; a los de Coapa les hicieron ver su suerte con goleadas, eliminación en liguilla y Copa México.

Cada enfrentamiento por temporada era espectáculo seguro. Eran partidos con goles, al grado de empatar a cuatro. También habían tarjetas, porque eran duelos intensos que ninguno quería perder y se metía fuerte la pierna. Pese a que ambos pertenecían a Televisa, no se querían entre ellos; Necaxa era concebido como el “hermano chico”, así que en el campo demostraba lo contrario.

Atlas vs. Toluca

 

 

A finales de la década de los noventa eran sinónimo de buen futbol. Disputaron la final del Verano ‘99, que fue para los Diablos, y a partir de ahí se generó una expectativa entre futboleros mexicanos por verlos enfrentándose.

Los dos respondieron a ese gusto por el juego a lo largo de unos cuantos torneos. Posteriormente se perdió el encanto. Mucho tuvo que ver que los Rojinegros fueron en picada y pasaron de ser aspirantes al título a sufrientes por no descender.

Puebla vs. Veracruz

A finales de los ochenta y principios de los noventa sacaba chispas este partido. Por un lado, las aficiones engendraron animadversión entre sí debido a una cuestión territorial; poblanos y veracruzanos no se soportaban. Por el otro, la envidia de que la Franjapeleara campeonatos.

Los poblanos presumían de tener a Carlos Poblete, mientras que los veracruzanos se jactaban de contar con Jorge Comas. Los goles del argentino pesaron en juegos de liga contra Puebla, sin embargo, las anotaciones del chileno trascendieron con títulos.

Toluca vs. Toros Neza

 

 

Con el ascenso a primera división, Toros Neza irrumpió en el Estado de México, entidad donde Toluca era el único equipo que mandaba en los corazones locales. Pero eso cambió con los astados, que de inmediato causaron simpatías entre futboleros de la región, e incluso de otros estados.

El recién ascendido representaba frescura y novedad, por lo que atrajo la atención de la afición juvenil. En tanto, los Diablos pertenecían al arraigo de futboleros de la vieja guardia. Ese contraste generacional le dio un toque especial al clásico mexiquense hasta que descendieron los de Neza. 

Pumas vs. Tigres

La década de los setenta culminó con juegos de alarido y sin complacencias entre estos dos equipos. Luego de librarse del descenso en 1977, el club de Nuevo León se convirtió en protagonista de la liga, pero debió pelear los planos estelares con los capitalinos. El destino los puso frente a frente de manera consecutiva en liguillas hasta inicios de los ochenta.

Ambas instituciones estaban conformadas de planteles con altísimo nivel de juego colectivo e individual, por lo tanto era difícil hacer pronósticos cuando se topaban en la cancha. Por si eso no fuera suficiente, las aficiones, al ser de mayorías universitarias, acrecentaron la enemistad deportiva. 

El plus: talentos como Tomás Boy y Hugo Sánchez. Nadie quería perderse la oportunidad de verlos en acción. Eran los dos monstruos del futbol mexicano en ese entonces.