El arquero de River fue el estandarte del triunfo por 1-0 ante el Sanfrecce, que clasificó al equipo argentino a la final del Mundial de Clubes.
¿Cuántos se habrán imaginado ésta película? Aunque el final se escribió como esperaba la mayoría, el desarrollo y el protagonista principal de la historia fueron completamente inesperados.
Porque a River le tocó sufrir más de la cuenta ante el Sanfrecce, a pesar de haber dominado en la posesión de la pelota, y el equipo japonés contó con las oportunidades de gol más claras, especialmente en el primer tiempo.
Y fue allí donde se hizo gigante la figura de Marcelo Barovero, que volvió a enamorar a los hinchas riverplatenses después de un semestre con altibajos. El arquero se mostró siempre bien colocado y muy fino en sus reflejos, anotándose al menos tres atajadas claves que hubieran cambiado el final feliz del cuento.
Ahora habrá que esperar rival en la final y todos los pronósticos indican que será Barcelona. Ante semejante escenario, deberá mejorar River en lo futbolístico y Barovero que repetir, o incluso que mejorar su producción. Lo bueno es que ya mostró que puede.
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