Londres solía traerle buenos recuerdos. Tres veces campeón en Wilbledon, no parece casualidad que su vestimenta ante el Tribunal haya incluído una corbata de ese torneo de Grand Slam que ganó en tres oportunidades. Pero no le trajo suerte a Boris Becker: fue condenadoa dos años y medio de prisión por transferir de manera ilícita importantes sumas de dinero y también de ocultar activos para declararse en bancarrota.
Fue en 2017 cuando se declaró en bancarrota, tras dejar de ser el entrenador de Novak Djokovic: acumulaba deudas por 65 millones de dólares. Sin embargo, debió enfrentar al menos 24 cargos, en los que fue absuelto en 20. Pero lo encontraton culpable en otros 4, por los que fue sentenciado a dos años y medio de prisión, de los que deberá cumplir la mitad en la cárcel. Sin embargo, la sentencia máxima podría haber llegado a siete.
La jueza Deborah Taylor fue la encargada de anunciarla sentencia: fue hallado culpable de transferir tras declararse en bancarrota en junio de 2017 cientos de miles de dólares sin permisodesde su cuenta empresarial a otras cuentas, como las de su ex esposa Barbara, de quien se divorció;deocultar una propiedad en Alemania, un préstamo bancario, acciones en una compañíay alrededor de 2,3 millones de dólares; y de nohaber entregado algunos de sus trofeos de Wimbledon y del Abierto de Australia para saldar sus deudas, entre otras irregularidades.
Becker ganó su primer Wimbledon con 17 años.
La defensa declaró que, si bien su cliente es ingenuo, es inocente.“No ha mostrado remordimiento ni aceptación de su culpabilidad y ha buscado distanciarse del delito y de la quiebra. Si bien acepto que se ha sentido humillado como parte del procedimiento, no ha mostrado humildad”, dijo Taylor.
Su primera Davis fue en 1988.
El tenista alemán de 54 años que reside en el Reino Unido desde 2012, yahabía sido condenado a dos años de libertad condicional y a pagar medio millón de euros por evasión fiscal entre 1991 y 1993 en Alemania.
Ganador de seis Grand Slams y de una cifra cercana a los 25 millones de euros en premios (además de una cifra similar en publicidades) ahora juega su partido más difícil.