Cuántas veces se ha dicho que defender en el fútbol argentino la camiseta de clubes con tanta historia y tanto peso como las de Boca y River no es para cualquiera. De hecho, han sido cientos los jugadores que habiendo brillado en otros clubes no logran trascender cuando tuvieron la oportunidad de jugar en uno u otro.

Un caso muy particular ligado al equipo Xeneize es el de Lucas Castroman, quien fuera una de las grandes apariciones del Vélez de Marcelo Bielsa en 1998, al punto que de allí se iría transferido a Italia para jugar con Lazio en la Serie A. Tras cuatro temporadas en Europa, donde también defendió la camiseta Udinese, volvió al Fortín de Villa Luro para ser una de las figuras del equipo que en 2005 se coronó campeón con Miguel Ángel Russo.

Castroman llegó a Boca en 2008 tras un muy mal paso por el América de México que podría haber encendido alguna señal de alarma en la dirigencia Xeneize. Pero no. Su año fue un fracaso estrepitoso, imposible de maquillar. Entre Clausura, Apertura y torneos internacionales, apenas participó de seis partidos.

Se fue sin hacer ruido y sin saber que estaba a nada más que dos años del retiro, con apenas 30 y vistiendo la camiseta de Rácing. Sin embargo, el jugador declaró recientemente que su fracaso en Boca no tuvo que ver ni con lesiones ni con un mal momento personal, sino con el clima que se vivía en el club durante un año de fuertes tensiones políticas.

“Cuando yo estaba en el club falleció Pedro Pompilio y los que asumieron no me iban a tener en cuenta. Pedro se había encargado de llamarme y decirme que me quería. La dirigencia que asumió no me quería, pero nunca me dijeron por qué, comenzó relatando el exjugador en diálogo con Boca de Selección.

Haciendo una comparación con el clima que empieza a respirarse actualmente en el club habiendo elecciones a finales de año, Castroman agregó: “El año electoral afecta al jugador en muchos sentidos. A mí no me fue bien en Boca por temas políticos, pero no voy a decir el por qué”.