Más allá de los inoportunos imprevistos relacionados a las lesiones de cuatro futbolistas, Boca consiguió en La Bombonera la victoria que necesitaba para sellar su clasificación a los octavos de final de la Copa Libertadores, 1-0 sobre Colo Colo con un golazo de Marcelo Weigandt.
Si bien El Xeneize contó con oportunidades para sacar mayores diferencias, terminó sufriendo por terminar el partido con dos futbolistas lesionados en el terreno de juego, Luis Advíncula y Frank Fabra, debido a que Jorge Almirón ya se había quedado sin cambios para reemplazarlos.
En esos minutos, el peruano terminó de comprarse el corazón de los hinchas. Con mucho dolor en su rodilla producto de una jugada desafortunada, en la que se trabó solo intentando que una pelota no saliera afuera, primero lloró de dolor y de impotencia por sentir que ya no podía seguir en cancha para ayudar al equipo.
Pero al ver que Almirón no iba a sacarlo, activó el Modo Bestia. Primero rengueó y apenas consiguió hacer sombra a los jugadores de Colo Colo. Pero poco a poco fue tomando confianza y arriesgando más el físico, para hacer dos cortes providenciales en defensa e incluso proyectarse para ser opción de descarga en el ataque.
Cada contacto de Advíncula con la pelota generó desde entonces una auténtica ovación en La Bombonera, con los hinchas poniéndose de pie para reconocerlo. También Jorge Almirón lo reconocería en conferencia de prensa. “Fue emocionante para la gente. Después de la lesión, la gente se lo agradece porque hizo dos o tres corridas que ayudaron mucho al equipo. Para cualquier jugador, entregarse y que la gente se lo reconozca… Era lo que necesitaba el equipo. Muy bien por él. Todo el plantel está comprometido y mejorando”, expresó el DT.