Dentro del fútbol argentino, el nombre de Emerson Sheik evoca inevitablemente a aquella noche de julio de 2012. Aquel delantero de poco más de 170 centímetros de altura, pero amante de enfrentar las controversias, fue el artífice del doblete con el que Corinthians selló la final de Copa Libertadores ante Boca en el Pacaembú. Sin embargo, detrás de aquel delantero, se esconde un personaje no solo marcado por los goles, sino también por la falsificación de identidad y problemas legales.

Sheik, cuyo nombre de nacimiento es Marcio Passos de Albuquerque, vivió una juventud tan compleja desde su registro civil. Nacido en 1978 en la favela de Nova Iguaçu, Río de Janeiro, su historia deportiva comenzó gracias a un delito: su familia alteró sus documentos. A sus 18 años pasó a llamarse Marcio Emerson Passos y redujo su edad a 15, un cambio que le abrió las puertas de las inferiores del São Paulo, permitiéndole competir con jóvenes de menor edad y explotar sus cualidades físicas y técnicas para escapar de la pobreza.

Con apenas una decena de partidos como profesional, el delantero forjó su primera gran fama lejos de Brasil, convirtiéndose en una estrella del fútbol asiático. Su paso por Japón, especialmente en el Urawa Red Diamonds, fue demoledor en términos goleadores (70 goles en 100 partidos). La explosión lo trasladó a Qatar, donde los jeques quedaron atrapados por su juego y lo convencieron para nacionalizarse.

Emerson Sheik, uno de los verdugos contemporáneos de Boca (Prensa Corinthians).

Durante 2008, Sheik llegó a disputar varios partidos oficiales con la selección qatarí, pero su doble identidad pronto salió a la luz. La FIFA descubrió el dudoso registro en Brasil, donde incluso había jugado partidos en la juveniles Verdeamarelas con otro nombre, y le prohibió definitivamente volver a vestir la camiseta de Qatar. Aunque este no fue el único perseguimiento que recibió de la ley: fue acusado de contrabando y lavado de dinero por la compra ilícita de una camioneta, obligándolo a pedir permiso a las autoridades cada vez que desea salir de su país natal.

El desembarco en Brasil para seguir haciendo historia

En 2010, Emerson decidió pegar la vuelta a su tierra para triunfar en el Brasileirao. Y no tardó en hacerlo. Su primer destino fue Fluminense y un año más tarde recaló en Corinthians, donde encaró la Libertadores 2012 como el gran desafío. Tras la final, no dudó en elevar la temperatura, respondiéndole a Juan Román Riquelme debido a su disconformidad por el arbitraje de la final: “Riquelme es un crack, pero que se dedique a jugar y dejar que el árbitro haga su trabajo“, sentenció sin temor alguno.

Aquella revancha en el Pacaembú fue su noche de gloria y redención. Con un doblete, Sheik se consagró y le dio a Corinthians el primer título continental de su historia, un hito que coronaría meses después venciendo a Chelsea en el Mundial de Clubes.

Emerson Sheik durante su etapa en el Brasileirao (Getty Images).

El retiro y la vida de bajo perfil con una mascota particular

Luego de pasos por Coritiba, Flamengo y Botafogo, el epílogo de la carrera de Emerson fue más discreto. Tras un declive deportivo en el que llegó a ser separado por cuestiones disciplinarias, y una racha de 29 partidos sin convertir goles, se retiró en 2018 vistiendo por última vez la camiseta del Timão a sus 40 años (reales).

Actualmente, el ex delantero disfruta de una vida de bajo perfil, alejada de los flashes que lo acompañaron dentro y fuera de la cancha. Sus apariciones públicas se limitan a eventos de fútbol, fundaciones o escuelas. En redes sociales, mantiene una actividad mesurada, aunque, fiel a su estilo, le dedica su tiempo libre a su mascota inusual: Cuta, un mono que cría con los permisos necesarios. Un ritmo de vida que lo llevó a ser héroe de la torcida de Corinthians como a ser perseguido por la justicia.

Datos clave

  • Emerson Sheik marcó un doblete ante Boca en la final de la Libertadores 2012.
  • Falsificó su identidad y redujo su edad de 18 a 15 años en sus inicios.
  • Se retiró en 2018 en Corinthians y tiene un mono llamado Cuta de mascota.