El futbolista brasileño Igorfue bastante claro acerca del cambio de paradigma en Brasil, dijo que prefiere morir antes de que la Argentina le quite el trofeo. Pero la manera de mostrar sacrificio, desgaste y de buscar el triunfo fue a través de un equipo que intentó friccionar el partido, pegar patadas por demás y dejar atrás esas herramientas que la transformaron en el quíntuple mundial: el Jogo Bonito.

Hace años que Brasil dejó atrás esas armas que la hicieron una selección temible, histórica y divertida de ver. Es muy curioso cómo desde el seleccionado juvenil sub 20 que viene de perder 6 a 0 contra Argentina, se muestra lo mucho que cambió Brasil en los últimos tiempo.

Ya no es sólo la palabra de ídolos como Cafú, hablando de la falta de liderazgo y personalidad, tampoco la falta de rendimiento de estrellas como Vinicius Jr. Es un cambio de paradigma y esto quedó claro en el último empate 1-1 de Argentina con Brasil en el Sudamericano juvenil.

La Albiceliste juega, triangula y busca a través del fútbol asociado y del potrero. Brasil, por su parte, optó por un estilo más vinculado a selecciones chicas. Laterales que no se proyectan, centrales que no buscan pases punzantes, delanteros que aparecen en pocas ocasiones… Contra Argentina, la Canarinha tuvo apenas una chance de gol y en una selección de ese calibre parece hasta una falta de respeto. Ya no es un síntoma en la selección mayor, sino también en las juveniles.

Mientras tanto, nosotros nos alegramos, porque la Sub 20 de Diefo Placente está haciendo muy bien las cosas. Integrada por una camada que ilusiona y bastante con jugadores como Soler, Ruberto, Subiabre, Mastantuono, nombres que entusiasman, pero por sobre todos está Echeverri.

El Diablito es nuestro as. La diferencia que saca este chico es notable, incluso en partidos ante Brasil, de hecho marcó en cuatro de sus últimos cinco encuentros contra ese rival.

Argentina tiene una camada completa. El laburo que se está haciendo en las selecciones nacionales es notable y como dijo Pablo Aimar en su momento, se están respetando los valores de “La Nuestra”.

Mientras, Brasil reniega de su historia y apuesta por un fútbol más friccionado y, por qué no violento.